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Hace años que el astrónomo y científico planetario Carl Edward Sagan nos dejó. Pero basta asomarse a los foros digitales o reuniones presenciales frecuentados por las personas aficionadas a la astronomía, a la ciencia y al pensamiento crítico, para constatar que este personaje aún sigue vivo: su nombre, sus obras, su estilo, siguen en boca de todo el mundo. Si a estas alturas del siglo XXI aún se reconoce la estela dejada por otros sembradores de vocación científica como Camile Flammarion o Josep Comas i Solà, no parece arriesgado aventurar que los tizones arrojados por Sagan hacia el porvenir alcanzarán holgadamente el siglo XXII.

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Camille Flammarion (1842-1925) y Josep Comas i Solà (1868 1937), precursores de la ciencia popular en Europa

Carl Sagan, nacido en Nueva York en 1934, es uno de los científicos más conocidos del siglo XX. Junto a una carrera brillante en astronomía, en su trayectoria vital destaca su labor como divulgador de la ciencia y como científico comprometido con las implicaciones éticas y políticas de su trabajo.

La figura de Sagan resulta especialmente controvertida en su sociedad de origen. Su actitud abiertamente atea en un país de gran religiosidad, su defensa vehemente de posturas pacifistas y ecologistas en la nación más belicista y agresiva con el medio ambiente, sus opiniones políticas progresistas sobre multitud de asuntos (entre ellos algunos tan sensibles como el aborto o la liberalización del consumo de drogas) en una sociedad mayoritariamente conservadora… todos estos rasgos hicieron de Sagan en vida un personaje sujeto a apoyos y a odios igual de apasionados. En su país, Estados Unidos, mentar a Sagan en determinados círculos políticos o culturales de orientación conservadora o tradicional equivalía, equivale y equivaldrá por mucho tiempo, a citar al diablo. Al mismo tiempo, Carl Sagan fue una de las banderas de los movimientos progresistas estadounidenses, un personaje público conocido y un científico respetable, siempre dispuesto a defender posturas que en aquel contexto sociopolítico levantan reacciones airadas.

En los círculos científicos estadounidenses, Sagan estuvo sujeto siempre a ataques y adhesiones igual de intensas. Su éxito popular y mediático como divulgador le reportó no pocas envidias, enemistades y descalificaciones que incluso llegaron costarle la derrota de su candidatura a la Academia de Ciencias de los Estados Unidos. Con frecuencia se lo denostaba por falta de rigor, exceso de fantasía o por la supuesta irrelevancia de su obra científica. A la vez, nunca faltó quien defendiera la validez de sus aportaciones a la ciencia planetaria, así como el gran valor de sus actividades divulgativas y en defensa del pensamiento crítico.

¿Cómo vemos a Carl Sagan desde fuera de su país? La agria división de opiniones que existe sobre él en EEUU no se reproduce, ni por asomo, en los países de nuestro entorno, ni en el campo político-social, ni en el científico. Por una parte, las opiniones políticas de Sagan resultan menos relevantes fuera de EEUU en asuntos como estrategia militar o política internacional. Por otro lado, las ideas que en EEUU pueden calificarse como propias de extrema izquierda, en Europa son asumidas sin complejos por lo que llamamos socialdemocracia moderada, cuando no incluso por el centro político. En lo que respecta a la ciencia, Sagan no era un miembro de nuestra comunidad científica y, por tanto, su éxito mediático no levantó nunca los celos a que estuvo sujeto en su país. También ocurre que la comunidad dedicada a la ciencia planetaria en nuestro entorno es muy reducida y poco poderosa, de manera que se da la bienvenida a cualquier apologeta de su área, aunque venga de fuera: las personas expertas en ciencia planetaria de España siempre han visto a Sagan con buenos ojos.

El colectivo cada vez más amplio de personas interesadas por la ciencia y el pensamiento crítico tiene en Carl Sagan un icono y un referente. Sus obras escritas resisten muy bien el paso del tiempo, e incluso su producción audiovisual sigue siendo apreciada y vista, a pesar del abismo técnico que media entre las producciones actuales y la serie Cosmos (1980). Las vocaciones científicas despertadas por este personaje se cuentan por muchos miles en todo el mundo. La simpatía y el agradecimiento hacia él resuenan a través de varias generaciones.

portada-carl-sagan-cosmosPor eso la publicación en lengua castellana de una biografía rigurosa del personaje supone una aportación bibliográfica crucial y muy bienvenida: «Carl Sagan: una vida en el cosmos«, de William Poundstone, en traducción de Alfredo Brotons Muñoz. Se trata de una obra apta para el nutrido club de fans de Sagan, a pesar de no estar confeccionada en tono encomiástico, sino que mantiene una actitud informativa, rigurosa y enunciativa que, sin entrar en críticas directas, pone a la vista del lector también los lados oscuros de Sagan.

La biografía de Poundstone está exquisitamente documentada, basada en una investigación seria de la obra de Sagan y de la bibliografía relacionada, así como en entrevistas a fondo con las personas más relevantes en la vida del personaje, desde sus esposas, hijas e hijos hasta sus amistades y enemistades en lo político y lo científico. Cada dato relevante se acompaña con la cita de la fuente de información. La selección bibliográfica es muy acertada y sin duda resultará de gran utilidad al público, tanto para quien conozca bien la obra de Sagan como para quien se haya aproximado de manera ocasional a solo alguna de sus producciones. El libro incluye un índice alfabético riguroso, detalladísimo e imprescindible.

La biografía sigue un orden cronológico estricto, sin concesiones innecesarias a técnicas narrativas innovadoras, más propias de novelas que de trabajos de verdadera investigación. El lenguaje empleado es culto, refinado, pero no barroco, siempre claro y ordenado. El material se organiza en grandes capítulos que corresponden a las etapas importantes de la vida de Sagan, cada una de ellas vinculada a un lugar de residencia diferente. Dentro de cada capítulo la información aparece distribuida en episodios breves, autocontenidos y de lectura fácil.

La cantidad de información ofrecida es enorme, pero no excesiva: Poundstone ha dosificado el caudal extraído de sus fuentes y brinda la cantidad necesaria para ilustrar cada aspecto o momento relevante de la vida de Sagan. Hay poco o nada de superfluo.

En cuanto al tratamiento, hay que resaltar el respeto que demuestra por Sagan como persona. Poundstone ofrece toda la información relevante, tanto científica como personal, y entre ella se encuentran virtudes y vicios, valores y defectos, heroicidades y miserias. Sin embargo, el autor se cuida mucho de introducir sus propios juicios morales, políticos o científicos: pinta un cuadro que deja a nuestra interpretación. Poundstone no oculta ninguno de los episodios más escabrosos del Sagan científico, del Sagan esposo, del Sagan padre, del Sagan drogado, del Sagan alucinado… pero mantiene siempre una actitud de respeto que no solo es moralmente imprescindible en una biografía, sino que además será apreciada y agradecida por quienes admiran al personaje, y sin que nadie pueda censurar este modo de exponer el material. Destacan los aspectos siguientes del contenido:

  1. Por una parte se incluyen síntesis divulgativas de la ciencia que hizo Sagan, que se van suministrando a medida que vienen al caso. Este rasgo del libro será de gran valor para el público menos versados en ciencia, y a la vez constituye una buena síntesis en un solo volumen de los trabajos científicos de Sagan que atraerá también a personas con formación científica.
  2. El libro repasa la totalidad de los trabajos de divulgación publicados por Sagan, y sobre cada uno de ellos ofrece una síntesis y, además, información interesante y nueva sobre el contexto en que fueron concebidos y sobre las reacciones que suscitaron en el entorno científico y editorial del momento.
  3. La biografía recoge también la trayectoria personal de Sagan, bosquejando desde sus relaciones con sus padres hasta su actitud ante la muerte, pasando por sus venturas y desventuras matrimoniales, los avatares de su ambición académica y las conexiones de Sagan con otros personajes famosos, como Asimov, Arthur C. Clarke o Steven Spielberg.

Pero, por encima de todo, Poundstone ha preparado una obra que trasmite con vigor la pasión contagiosa que destila toda la labor pública de Sagan: de la búsqueda de vida extraterrestre (columna vertebral de su quehacer científico) al humanismo científico, de la emoción de lo desconocido a la sorpresa del descubrimiento, la visión emotiva de la ciencia. Sagan sigue tan presente en el quehacer cotidiano de muchas personas, que a veces volvemos a sentir la misma sorpresa que provocó la noticia de su muerte aquellas navidades de 1996. Las sondas espaciales Pioneer y Voyager se dirigen hacia el espacio interestelar y portan consigo mensajes que Sagan contribuyó a diseñar y construir. Pero en el espacio, por delante de esas máquinas, van las miradas que desde la Tierra dirigimos al cosmos, y también ellas ayudó a modelarlas nuestro maestro Carl.

David Galadí-Enríquez, astrónomo y director de la Colección Astronomía de Akal.

Carl Sagan. Una vida en el cosmos – William Poundstone – Akal

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