No cierres los ojos Akal

Todos podemos apreciar las cualidades sensuales y estéticamente atractivas del arte, y todos hemos experimentado su poder para encantar, deleitar y conmover, al igual que para deprimir, sorprender y repugnar. Pero a menos que se comprenda aquello que se está contemplando, sólo podrá verse una pequeña parte de la imagen. Y es que el arte se comunica en gran medida a través del simbolismo, y un símbolo es algo que representa algo más.

Si captamos las pistas y establecemos las conexiones entre las referencias simbólicas que los artistas han codificado en sus pinturas y artefactos, un reino rico en alusiones y significados ocultos se abrirá ante nuestros ojos. Aprovechar el poder ancestral del simbolismo permite que tanto artistas como observador viajen más allá de las limitaciones del medio creativo y las convenciones culturales para penetrar en lo más profundo de la psique humana.

Con el propósito de introducir Cómo leer símbolos, durante Semana Santa hemos escrito unos breves artículos que muestran cómo el simbolismo marca la cultura y la estética. Nos enfrentamos a un lenguaje antiguo y universal que la humanidad ha empleado para describir su entorno, marcar una identidad o codificar un mensaje. Ahora, querido lector, es momento de que se inicie en la interpretación simbólica del arte y, mientras emprende ese camino, nosotros nos despedimos con una cita de Aniela Jaffé:

El hombre, con su propensión para la fabricación de símbolos, transforma inconscientemente los objetos o las formas en símbolos… y los expresa tanto en su religión como en sus artes visuales.

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