Todo depende del color del cristal con que se mire o de la limitación de la perspectiva occidental  

Según dice el refrán “Todo depende del color del cristal con que se mire” y, como casi siempre, el saber popular no yerra. Todos estamos atados a nuestra subjetividad, a nuestros prejuicios y presupuestos, aunque no lo queramos o no nos demos cuenta. Todo criterio, toda conclusión, todo pensamiento… siempre está limitado por esa perspectiva que somos, en la que vivimos, con la que observamos y pensamos. Nuestra forma de pensar está filtrada por el color del cristal con el que miramos, esto es, nuestra perspectiva limita el conocimiento que tenemos de la realidad.

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Esta limitación no solo es aplicable a cada individuo, sino que es aplicable a todos los saberes, sobre todo a aquellos que se pretenden objetivos, universales: independientemente de que sean las ciencias puras, sociales o el saber humanista. El método con el que cada disciplina estudia la realidad, por muy estandarizado que sea (con sus normas y protocolos), condiciona el resultado. Cada disciplina está cargada de presupuestos que limitan su campo de visión de la realidad y sus conclusiones. Pero ¿en qué consisten esos presupuestos? El principal de ellos, es que los productos de su actividad son verdaderos negando cualquier otra opción. “El pensamiento europeo occidental siempre fue un pensamiento que se pensaba a sí mismo como cultura y civilización, pero de espaldas a toda la realidad. Era un pensamiento que se afirmaba a sí mismo a costa de negar el pensamiento de otras culturas o civilizaciones”. Ya era así en la época en la que situamos el origen de nuestra civilización: “Si en el principio los griegos, cuando afirmaban su humanidad, lo hacían negando la humanidad de los demás, diciendo que los otros eran bárbaros por naturaleza”. Este proceder es una constante en nuestra historia cultural, o lo que es lo mismo, en nuestra hegemonía cultural (pensemos en el descubrimiento del continente americano o en la esclavitud africana). Todo lo válido y verdadero, según la atalaya en la que nos hemos situado, debía ser homólogo a lo occidental, hasta hoy.

portadaMuchas son las voces que han denunciado las limitaciones y cuestionado la validez y utilidad para la humanidad de esa hegemonía cultural, de la invasión de esa perspectiva occidental, pero ninguna de ellas tan clara y rotunda como la de Juan José Bautista S. en su ¿Qué significa pensar desde América Latina? En él se nos presenta una nueva atalaya desde la que contemplar la realidad y la posibilidad de una vida digna para toda la humanidad, de supervivencia de la naturaleza… una nueva perspectiva que amplíe nuestras miras, que nos dé una nueva racionalidad sin estrecheces y que permita nuevas categorías desde la que pensar la realidad y comprendernos.

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