Lovecraft

Lovecraft, el autor que cumple 135 años sigue vivo en sus libros, cómics, bandas de heavy metal, videojuegos y cine

Algunos jóvenes pueden pensar que las historias de viajes en el tiempo, seres sobrenaturales o razas alienígenas nacen con La guerra de las galaxias o los superhéroes de Marvel. Y la realidad es que hace más de cien años ya formaban parte de la fantasía de los escritores y de la admiración de las audiencias.

Es el caso de Howard Phillips Lovecraft, que hoy, 20 de agosto, cumpliría 135 años.

Nacido en la ciudad estadounidense de Providence, es considerado uno de los más brillantes y originales autores de narrativa fantástica del siglo XX.

La infancia de Lovecraft estuvo marcada por la trágica muerte de su padre en un centro psiquiátrico. Lovecraft además tuvo una mala relación con su madre, una puritana ultraconservadora.

Con graves problemas para socializar, su matrimonio fracasó, y comenzó a sentir una profunda aversión por Nueva York, donde vivía, y por los inmigrantes en general. En esa época, Lovecraft empezó a coquetear con el fascismo (sentía admiración por Mussolini desde 1922) y consideraba inferior a todo aquel que no fuera de origen anglo-germánico. Todo ello se agudizó cuando veía que muchos de los inmigrantes de su barrio acababan encontrando un trabajo que a él se le negaba. Esta situación inspiró a Lovecraft a escribir un relato corto llamado Él, que se encuentra junto con otros textos en H. P. Lovecraft anotado. Más allá de Arkham.

Este recopilatorio incluye veinticinco relatos, así como una serie de revisiones y colaboraciones de Lovecraft con otros autores nunca antes publicadas. Entre ellas destacan Las ratas en las paredes, una historia posterior a la Primera Guerra Mundial sobre los terrores del pasado, así como El Horror de Red Hook, adaptado recientemente por Victor LaValle, introductor de la obra.

El exitoso editor L. S. Klinger revive a Lovecraft aclarando muchos puntos oscuros de la biografía y la literatura del autor (su método de escritura, sus vívidos sueños y los primeros borradores de las historias concebidas en su juventud), todo ello a partir de una laboriosa recopilación de datos históricos.

Su obra es un reflejo de su vida, que fue de todo menos fácil, vivió aislado, concentrado en sus particulares mundos literarios, casi extravagantes, y entregado a la creación y disfrute de mundos paralelos.

H. P. Lovecraft murió de un cáncer intestinal en el hospital Jane Brown Memorial, de Providence, el 15 de marzo de 1937, en el anonimato y en la pobreza más absoluta. Fue enterrado tres días después en el panteón propiedad de su abuelo Phillips en el cementerio de Swan Point, donde descansa desde entonces.

Según palabras del propio Lovecraft: «La muerte es misericordiosa, ya que de ella no hay retorno; pero para aquel que regresa de las cámaras más profundas de la noche, extraviado y consciente, no vuelve a haber paz».

Creó lo que se denominó el Círculo de Lovecraft, en el que cada autor tenía asignado un seudónimo y compartían sus ideas, conceptos y personajes a través de cartas. Gracias a esta colaboración, Lovecraft desarrolló en buena medida su mundo literario. Invadido por una profunda sensación de soledad y frustración, en este período Lovecraft escribió sus obras más importantes, inscritas en el ciclo de los Mitos de Cthulhu, que serían varios relatos, entre los que destacan La llamada de Cthulhu (1926). Se pueden encontrar en la obra La llamada de Cthulhu y otras historias, donde se incluyen diez de los mejores relatos cortos de H. P. Lovecraft, seleccionados  de nuevo por Leslie S. Klinger. Los mitos de Cthulhu, bautizados así en honor de su criatura monstruosa más famosa, oculta en el fondo del océano. Dagon, uno de sus primeros cuentos, y La llamada de Cthulhu, son historias protagonizadas por ese ser, monstruoso y maloliente El horror de Dunwich es otra popular «historia de monstruos», en la que unos científicos se enfrentan a una criatura invisible de otra dimensión. En un tono más de ciencia ficción que terrorífico, tanto En la noche de los tiempos, como El morador de las tinieblas son cuentos de madurez en los que sus protagonistas, personas racionales y materialistas, descubren de forma inesperada la enormidad del universo, lo que les acarreará consecuencias inimaginables.

Los relatos de Lovecraft impregnados de un «terror cósmico» inquietante nos revelan aspectos secretos del universo que nunca hubiéramos imaginado que existieran. Como nos advierte su editor, si el lector experimenta un escalofrío al leerlos, y si su corazón no puede soportar la impresión, siempre puede cerrar el libro…

Y todavía nos queda otra obra para proponer, H.P. Lovecraft anotado. En esta nueva edición L. S. Klinger da nueva vida a Lovecraft con claridad y visión retrospectiva, y traza el progresivo reconocimiento de un escritor cuyo redescubrimiento y recuperación se puede comparar sólo a la de Poe o Melville. En esta obra encontramos narraciones como Dagón, La declaración de Randolph Carter, Al otro lado de la barrera del sueño, El caso de Charles Dexter Ward o El morador de las tinieblas.

Aunando los documentados estudios existentes con sus propios puntos de vista, Klinger anota la sorprendente obra de Lovecraft y su kafkiana vida dotándola de contexto y desvelando los secretos que a menudo han motivado que el estilo de Lovecraft se definiese como críptico.

La vida y personalidad de Lovecraft muestran que un autor de sus características debía ser de unas características excepcionales.  

Daba largos paseos nocturnos y le invadía una profunda sensación de soledad y frustración. Lovecraft estaba especialmente fascinado con relatos clásicos como Las Mil y una Noches, la Ilíada y la Odisea. Con el descubrimiento de la mitología clásica, e influenciado por todas estas lecturas, Lovecraft llegó a construir altares para antiguos dioses grecorromanos como Artemisa, Apolo y Saturno.

Lovecraft fue un niño superdotado que a los dos años ya leía poesía, y a los seis o siete años empezó a escribir. En esa época su género preferido era el policíaco. A los 13 años creó la Agencia de Detectives de Providence y a los 15 escribió su primer relato: La bestia en la cueva; a los dieciséis escribió una columna de astronomía para el Providence Tribune. La muerte de su abuelo materno en 1904 afectó tanto al joven, que llegó a pensar en el suicidio. Sin embargo, superó esta idea gracias a una tendencia que había ido adquiriendo mucho peso en la naturaleza del joven Lovecraft: la curiosidad intelectual.

Se carteó con sus colegas de profesión durante años y dejó escrita una correspondencia que asciende a cien mil misivas.

Como solemos hacer con muchos autores, es importante para valorar su trascendencia analizar cuánto de su legado nos ha llegado en nuevos formatos o en obras de otros autores más modernos. Así comprobamos que el legado de Lovecraft abarca literatura, ensayo, historietas, cine, música, juegos de mesa y videojuegos.

En literatura, tenemos los relatos de Stephen King basados en la mitología de Lovecraft, como Jerusalem’s Lot y Pesadillas y alucinaciones; el ensayo escrito por el propio H. P. Lovecraft, El horror sobrenatural en la literatura—el cual es, además, uno de los mejor considerados sobre el género de terror literario—.

También tenemos algunos cómics guionizados por el escritor Alan Moore, como Providence. Grupos de rock and roll y de heavy metal como Metallica o Iron Maiden, han mencionado el nombre del autor de Providence en algunos de sus álbumes principales.

Y juegos de rol como La llamada de Cthulhu o videojuegos como Alone in the Dark o Prisoner of Ice, que han basado sus temáticas en la mitología de los Mitos de Cthulhu.

El cine ha llevado numerosas veces la obra de Lovecraft a la gran pantalla como, por ejemplo, Re-Animator (1985) de Stuart Gordon, El color del espacio exterior (2019) de Richard Stanley e, incluso, el director Guillermo del Toro lleva queriendo adaptar desde 2006 la novela En las montañas de la locura, incluso para Netflix.

De modo que leer hoy a Lovecraft no sabemos si descubrimos el pasado desde nuestro mundo presente o el presente a través de lo escrito en el pasado.

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