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Salvar la democracia, salvar la universidad

Pascual Serrano

¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Es decir, ¿cuál fue el principio de la tragedia? ¿Una sociedad que reniega del conocimiento, del rigor, de la verdad, del debate y la reflexión y, por tanto, terminó con todo lo que se supone que debe ser una universidad? ¿O una universidad que entró en una dinámica decadente de abandono del conocimiento, de valores, de espíritu crítico y culto al conocimiento?

Es lo primero que he pensado ante el libro Salvar la universidad, defender la democracia. El ataque neoliberal contra la institución universitaria.

Universidad

Se trata de un libro coral, escrito por varias personas relacionadas con la universidad, profesores de la Universidad Complutense de Madrid, estudiantes de la misma universidad y colegas de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Granada, que parten de la tesis de que “la democracia se está derrumbando desde dentro y lo que viene en su lugar no puede ser otra cosa que la barbarie”. Esto no hace falta que lo desarrollen mucho porque tenemos pocas dudas. Lo que sí quieren destacar es cómo afecta ese derrumbe, y cómo se está ejecutando en la universidad. Y, sobre todo, reflexionar sobre cómo salvarla

Quienes no pertenecemos al ámbito universitario vemos que el ataque no se limita a la universidad, incluye otros servicios públicos y también a las instituciones. En realidad, ellos mismos lo reconocen, la amenaza va más allá de la universidad: “estamos ante una especie

de neooscurantismo, cuyos indicadores son el odio al conocimiento, la transformación de todo crítico en enemigo, el rechazo a la diferencia y al pluralismo, la afirmación radical del dinero como el último dios, el goce en la destrucción o el desprecio a la naturaleza”.

Pero, lógicamente ellos no pueden abordar todos los ámbitos de la tragedia, pero sí dedicarse a señalar o enfrentar la parte que les toca más de cerca, la universidad.

Toca entonces salvarla, “en primer lugar, de los innumerables ataques que recibe desde dentro y fuera de ella misma. Este libro aporta, en tal sentido, una amplia descripción de todas estas ofensivas, no sólo de aquella que está más próxima e inmediata: el programa político que la Comunidad de Madrid viene desplegando desde hace varios años con el objetivo de reducir las universidades públicas a una condición miserable. El libro intenta mostrar, a partir del caso paradigmático de Madrid, la existencia en diferentes lugares del mundo de una compleja operación que acompaña los desarrollos del capitalismo contemporáneo y que se dirige a la ruina de la universidad. La institución ha sido entendida como fábrica, empresa o negocio, desvirtuándose de esta forma su cometido más significativo”.

Para ellos, el ataque a la universidad es especialmente preocupante porque “se trata de un daño que se infringe a la única institución efectivamente reflexiva que estaría en condiciones de poder salvaguardar el pensamiento crítico. La universidad es un espacio que el ser humano ha creado, no sólo para generar nuevos conocimientos, sino para problematizarlos, porque esto es lo que permite la irrupción de nuevas experiencias y posibilidades en el orden del saber”.

Y sigue explicándolo Rodrigo Castro Orellana, coordinador de la obra: “Por eso dentro de sus aulas todo puede ser puesto en cuestión desde el pluralismo y a partir de la comunidad del conocimiento: valores, ideales, ideologías, incluso el propio sentido y la tarea de la institución universitaria. Si la universidad deja de cumplir esta labor, desaparece junto con ello el principal lugar en que la sociedad puede pensarse a sí misma de manera radical y explorar una eventual superación de sus límites. Si se anula esta misión, la democracia misma colapsa y con ello las condiciones básicas para el ejercicio de una libertad verdadera, dando pie al triunfo de la ignorancia prepotente, de la ira como paradigma cultural, de la sumisión elegida. Nos enfrentamos a la eventualidad cierta de la emergencia de un poder uno e indiviso que cierre por completo el juego abierto de la democracia y que anule todo derecho a la crítica. Salvar la universidad, entonces, equivale a proteger la división de los poderes”.

El libro consta de una primera parte centrada en la “desoladora realidad” de las universidades públicas madrileñas gracias al “proyecto ideológico que sostiene la política de educación superior de la Comunidad de Madrid”, y una segunda que amplía a un mayor análisis sobre la realidad

universitaria.

En ese repaso encontraremos una reflexión sobre lo que suponen el avance de las universidades privadas, la universidad como espacio de libertad, las estrategias de intervención mercantilista en la universidad, la defensa de la investigación, de las humanidades y del carácter público de la universidad.

Sería un error pensar que esta obra solo interesa en el ámbito de la universidad, salvar la democracia solo se hará cuando los sanitarios se interesen por salvar la universidad, los universitarios por salvar la justicia, los profesionales de la justicia por salvar los medios de comunicación y los periodistas por salvar el medioambiente. Es decir, cuando tengamos claro que nada nos es ajeno.

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