Grandes Libros anotados: “We want to know more!”

Cuántas veces terminamos de leer un libro y tenemos la sensación de que se queda corto, de que podríamos leer y leer más sobre lo mismo infinitamente, sabiendo más, leyendo más, añadiendo más, cotilleando más sobre los personajes, el autor, sus gracias y perversiones… Pues bien, lectores, eruditos y cotillas: los anotados de la colección Grandes Libros de Akal ofrecen el making of, los extras, finales alternativos y todo lo que uno se pueda imaginar sobre los clásicos de la literatura, como son, por ejemplo, Drácula o Alicia en el País de las Maravillas; mediante un extenso y completo cuerpo de notas, se prolongan las vidas de los autores, se cuentan sus anécdotas más significativas, aunque también se hurga en los recovecos más oscuros de sus biografías, pasiones e instintos (centremos el objetivo en la moralmente dudosa, o curiosa, si así se quiere, fijación de Lewis Carroll por las niñas pequeñas).

 

Alicia en el País de las Maravillas, Drácula y Sherlock Holmes; los clásicos más importantes en su género analizados y fragmentados en una y mil partes para que al lector no se le escape nada, para que consiga llegar a ver el lado oculto (que no oscuro, aunque también) de su libro o autor favorito.

Me viene a la cabeza el “Do you want to know more?” del film Starship Troopers. Claro que queremos saber más; lo queremos todo el rato y sin parar. Amamos a Stoker y todo lo que ha crecido alrededor de su Drácula desde que se publicara por primera vez en 1897. Su vida, sus amores, las amistades a las que se entregó (véase su devoción por el actor Henry Irving), su amor incondicional hacia todo lo relacionado con el teatro, las reacciones de aquellos suertudos que tuvieron la oportunidad de conocer al Vampiro desde su mismo nacimiento y de la mano de su propio creador (como si «el moderno Prometeo» nos mostrara a su monstruo, ansioso por saber nuestra opinión sobre su estética o su estatura); las características más significativas de su personalidad, sus virtudes y defectos, sus filias, fobias, manías y vicios del oficio; todo queda fielmente expuesto en el corpus de notas que nos ofrece Leslie S. Klinger desde la más absoluta objetividad… Bueno, a decir verdad, esto no ocurre siempre. En ciertos casos, Klinger nos divierte haciéndonos creer que el famoso Conde estuvo realmente vivo y que se lo pasó como un enano (con colmillos, por supuesto, y con la piel mortalmente pálida) mordiendo la yugular a Mina mientras con un minúsculo pensamiento controlaba los ambiguos sentimientos de Jonathan Harker; nos hace pensar que Stoker realmente conoció a la pareja de protagonistas y al resto de personajes de la novela. Y es que esa es la gran habilidad de Leslie S. Klinger y Martin Gardner (los editores de las obras mencionadas; los que han dado forma con ironía, humor y fidelidad a las notas que completan y complementan las grandísimas «piezas» de esta colección): meternos de lleno en el universo de Drácula, de Holmes, hacernos una visita guiada por el País de las Maravillas, para que podamos regocijarnos en ellos y crecer infinitamente como lectores (o como cotillas, en mi caso), o al menos siempre que nos siga apeteciendo saber más.

Al contrario de lo que hago yo, que soy especialista en escribir mucho para no decir nada, Grandes Libros abre unas puertas nuevas, amplias, a las mentes de los genios de la literatura universal. Nos proporciona una prolongación del mito, de la historia, los lugares, las fechas exactas, los fallos narrativos, si es que los hubo, la época y el contexto en que estas maravillosas obras fueron escritas. Podemos engancharnos al brazo de Conan Doyle y conocer los entresijos, las excentricidades de su famoso detective (así como todo lo que nace tras la creación literaria del mítico personaje: asociaciones, sociedades de lectores y fans, etc.); los cuartos oscuros de la casa de Baker Street ya no tienen la cerradura sellada para nosotros y hacemos mucho más que echar un ojo curioso por la mirilla. Los secretos quedan expuestos y las sábanas, aireadas. Sabremos más de lo real y nos dejaremos llevar por las pinceladas, originales, parciales y creativas de sus editores. Nos divertiremos conociendo e imaginando, jugando con el “ y si…” con obras de las que parece imposible esperar más; y es que eso es lo grande, lo bestial: el valor de las creaciones literarias se multiplica exponencialmente, ampliando la perfección de algo que en sí era ya casi perfecto.

En fin. Ha llegado el momento de que esta cotilla entre en el juego. Me siento enfrente de mi Drácula anotado y me abro el cuello de la camisa… preparo la yugular, por si acaso. Y, por supuesto: “Yes. We want to know more”.
 

 

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