No cierres los ojos Akal

Wolfgang Streeck / New Left Review

El colapso del sistema financiero estadounidense en 2008 se ha ido convirtiendo desde entonces en una crisis económica y política de dimensiones globales. ¿Cómo debería conceptualizarse este acontecimiento que está sacudiendo el mundo? La economía que se enseña y estudia en las principales universidades tiende a suponer que la sociedad está gobernada por una tendencia general al equilibrio y que las crisis y mutaciones que en ella acontecen no son más que desviaciones coyunturales del estado estacionario de un sistema normalmente bien integrado; pero un sociólogo no está sometido a tales restricciones. En lugar de imaginar nuestros actuales padecimientos como una perturbación pasajera de una situación fundamentalmente estable, consideraré la «Gran Recesión» y el subsiguiente cuasi-colapso de las finanzas públicas como manifestación de una tensión subyacente básica en la configuración político-económica de las sociedades capitalistas avanzadas; tensión que convierte en regla, más que excepción, el desequilibrio y la inestabilidad, y que viene expresándose en una sucesión histórica de perturbaciones del orden socio-económico. Más concretamente, argumentaré que la crisis actual solo se puede entender en el marco de la transformación intrínsecamente conflictiva que se está produciendo en la formación social que llamaré «capitalismo democrático».

El capitalismo democrático no se consolidó hasta después de la Segunda Guerra Mundial y aun entonces solo en parte del hemisferio «occidental»: Norteamérica y Europa occidental. Allí funcionó extraordinariamente bien durante dos décadas; tan bien, de hecho, que aquel periodo de crecimiento económico ininterrumpido sigue dominando todavía nuestras ideas y expectativas de lo que es, o podría y debería ser, el capitalismo moderno, pese a que, a la luz de las turbulencias que le siguieron, el cuarto de siglo inmediatamente posterior a la guerra debería verse como algo verdaderamente excepcional. De hecho, sugiero que la situación normal del capitalismo democrático no es la de les trente glorieuses, sino la serie de crisis posteriores, una situación gobernada por un conflicto endémico entre los mercados capitalistas y la política democrática, que se puso de manifiesto cuando el elevado crecimiento económico llegó a su fin en la década de 1970. En lo que sigue analizaré primero la naturaleza de ese conflicto y luego examinaré la sucesión de perturbaciones político-económicas a él asociadas que precedieron y configuraron la crisis global actual.

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