No cierres los ojos Akal

Hace unas semanas, en No cierres los ojos, os invitábamos a la participación política en una entrada titulada ¿Qué es política? Política eres tú. Allí argumentábamos que ni el desconocimiento ni la pereza son excusa para evitar la acción política. Poco después os ofrecíamos «balas dialécticas» para dar la batalla política (Sobre la democracia o la socialización del poder, De las palabras a los hechos políticos o A pesar de todo, venceremos son algunos ejemplos). Y hoy volvemos con nuevo arsenal.

Muchos de los discursos que oímos sobre la política aluden a un ente, desconocido, ajeno, que es la clase dominante, los poderosos, los de arriba, los que deciden… que nos ha llevado a la situación de desigualdad que vivimos, en la que los ricos son aún más ricos y los pobres más pobres. A ellos, a los poderosos, a esa minoría dominante, les achacamos que la brecha entre las clases haya aumentado. Pero ¿qué justifica que esos poderosos tengan el poder?, ¿cómo hacen uso de este?, ¿por qué si vivimos en democracias, donde los gobernantes son elegidos por votos de los ciudadanos las cosas no han cambiado?, ¿qué es o en qué consiste el poder en nuestras democracias?

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Tras la experiencia vivida, se ha constatado que la democracia, entendida como votos ciudadanos, no ha sido capaz de hacer frente a la crisis. Sabemos que la democracia actual no puede defender el bienestar económico de la mayoría, sino todo lo contrario, que la minoría dominante ha triunfado en la defensa de sus intereses de clase, y de un modo muy sencillo: haciendo que las cosas no cambien, manteniendo el statu quo, su hegemonía y la ignorancia de la situación. No se ha tratado de una impostura del orden a través de la fuerza o la violencia, sino simplemente nos han hecho creer que la democracia era eso, un mecanismo de ejercicio del poder a través de un voto, que la ciudadanía era la poderosa y que ellos no existían. Ahora bien ¿cómo hemos de definir el poder?, ¿cómo podemos conocer algo tan abstracto pero que está presente en nuestro entorno cotidiano?, ¿en qué momento podemos decir que se ha conquistado la distribución de ese poder?, o lo que es lo mismo, ¿en qué portada (1)momento una democracia es democrática?

Muchos son los autores de nuestra casa que estudian (o lo han hecho en algún momento) la cuestión del poder, pero pocos de ellos lo ha hecho de manera tan magistral como Steven Lukes. En su (aún) polémico texto El poder. Un enfoque radical, nos ofrece respuesta a estos interrogantes y aborda la cuestión del poder de una manera directa y sin tapujos, profundizando en los atributos conceptuales, empíricos y morales del poder. Hoy, en una nueva edición ampliada (con dos capítulos nuevos) y revisada analiza los principales debates sobre el poder.

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