No cierres los ojos Akal

rock-and-roll-libroEn 1960, los discos nuevos olían a gasolina y sonaban a futuro. Con sólo abrir la funda, la peste narcótica del vinilo daba un tufillo de realidad a los sueños imposibles. En el pequeño almacén de la sección de discos de los Almacenes Olmedo de Granada, donde trabajaba de aprendiz, aquel olor me ponía. Claro que me ponían mucho más las canciones que salían de aquellas maravillas a 45 rpm.

El nuevo libro de Adrian Vogel, Rock ‘n’ Roll. El ritmo que cambió el mundo, contiene, entre otras muchas cosas, un gran catálogo de emociones con nombre de canción. Entre ellas está la historia de la aparición de cientos de artistas, autores, discográficas, músicos y productores, y de su repercusión social en los medios de comunicación y hasta en la política de la época. Su andadura abarca lo acaecido en algunas ciudades de EEUU en la segunda mitad de los años cincuenta, un tiempo en el que, en nuestro país, estábamos en el limbo plomizo de la dictadura de Franco.

Para alguien como yo, que fue abducido para enrolarse en las inciertas filas del rock & roll, comprenderán que este libro que ahora presento, y que cuenta todo lo que no pude saber entonces, sea algo como la Biblia para el creyente. Es el primero que relata, en nuestra lengua y de una forma apasionante y prolija, la excitante historia del nacimiento de esta música, los nombres de los que la inventaron y los míticos lugares donde dio sus primeros pasos. Somos muchos los que abrazamos una fe desconocida sustentada en un canon de tres acordes, predicada a golpe de pelvis por un tipo electrizante, que cantaba en un idioma incomprensible que claramente decía «corre, chaval, corre».

Al ser el relato de los orígenes, cuenta los infinitos cruces y mestizajes, el ancho espacio y el largo tiempo que necesitaron las músicas que conformaron el rock & roll para fundirse, para tomar carta de naturaleza y poner a la juventud de la mitad del siglo xx a bailar sobre la tumba de los prejuicios morales de una sociedad inmoral y mentirosa; una sociedad que trataba a los afroamericanos como ciudadanos de segunda categoría. En esta crónica, se siguen las influencias y el rastro sonoro que dejaron los primeros bluesmen, el góspel en iglesias de todo credo, el country, el ragtime, el R&B y los mil y un ritmos que trenzaron el nacimiento de la música que colocaría, por primera vez en la historia, a los jóvenes al frente de su destino.

El anterior libro de Adrian me pareció un trabajo monumental, de gran valía documental, histórica y sociológica, altamente recomendable. Bikinis, fútbol y rock & roll es un jugoso ensayo sobre la llegada de la modernidad y los nuevos modelos de comportamiento social durante los grises años de la chusca dictadura franquista.

Encaré la lectura de este nuevo libro con gran interés e hice algo que debí hacer con el anterior, algo que recomiendo a los futuros lectores que hagan con este: leerlo escuchando las canciones que son la banda sonora de un tiempo y un país que juro que fue el de mi juventud. Un montón de temas inmortales sonaron en Spotify. ¡Qué gozada! Como se trata de un texto que habla de canciones que condicionaron y perfilaron muchas vidas, en el que se cuentan las vicisitudes y el capricho de la fortuna por las que pasaron muchas de ellas, volver a escucharlas, sabiendo el intrincado itinerario que las llevó al éxito o al fracaso, es muy emocionante.

El relato está lleno de historias que desconocía y que me hacen amar mucho más esta música. Pongo un ejemplo entre mil: la primera persona que grabó «Hound Dog», de Leiber y Stoller, fue Big Mama Thornton, la cantante de Alabama, y no Elvis, como siempre creí. Poder escuchar a golpe de ratón la infinidad de canciones datadas en el libro te da la dimensión y el interés del texto, además de la posibilidad de comprobar por qué aquella música se perfiló para revolucionar el mundo.

Leyendo estas páginas descubres que las canciones eran la materia prima del tinglado que alumbró miles de disqueras, y que tenían muchas más vidas que los gatos. Versiones sobre creaciones, mayoritariamente, de músicos de color, dando vueltas en el espacio y en el tiempo de la rueda de la fortuna, editadas por pequeñas compañías que sonaban en emisoras locales de pueblos remotos, hasta llegar a la meta de los grandes sellos discográficos y a la garganta, casi siempre, de un cantante blanco y guapo. Y de ahí al éxito planetario. Siempre supe que, en la música popular de los EEUU, los músicos afroamericanos pusieron mucho más que los blancos en la creación del mito del rock & roll, y este libro lo ratifica.

En los años cuarenta y cincuenta, todo músico tenía una visión propia de un tema ajeno. Hasta que, en los sesenta, llegaron Dylan, The Beatles y The English Army, el compositor, lejos del spot de la fama, podía ser un tipo a sueldo fijo. Con las nuevas estrellas, las versiones pasaron a ser, más que una necesidad de repertorio, un tributo a los antiguos maestros. Pero eso es otra historia.

El paso de Adrian Vogel por la industria discográfica, así como su carrera de comunicador aportan al relato un sin número de anécdotas que van desde una detallada información del puesto al que llegaron las canciones en las listas americanas hasta el método mafioso con el que las discográficas compraban radiaciones por medio de la payola. Los tejemanejes de una industria rocambolesca, en la que el creador era muchas veces el único perdedor, se cuentan con la fluidez de una narración periodística, de la que es muy difícil escapar.

Por último, llega el tributo a los muchos hombres y a las menos mujeres fundamentales en el nacimiento y desarrollo del rock & roll. Adrian conoció a tipos míticos del negocio de los discos y del mundo editorial, cuando trabajó como ejecutivo en la CBS de Nueva York. Gente –por sacar dos nombres– de la talla de John Hammond, descubridor de Bob Dylan entre otros, y Jerry Wexler, productor de un montón de talentosos artistas como Aretha Franklin. Estos gigantes lo sentaron a su mesa y le contaron su formidable experiencia. Leyendo lo escrito, se descubre la enorme admiración que los pioneros del rock & roll provocan en mi prologado amigo.

Eso sí, nada en comparación con la que él siente por las grandes canciones, porque estas son el catálogo de las emociones.

Miguel Ríos

Rock ´n´roll: el ritmo que cambió el mundo – Adrian Vogel

portada-rock-and-rollEstamos ante un libro que, a pesar de lo que pueda parecer, resulta realmente novedoso, con un espléndido despliegue de datos perfectamente engarzados que permitirán al lector aprender –y disfrutar– sobre cómo se formó la música que terminaría siendo el mayor exponente de cultura popular de la segunda mitad del siglo XX.

Su importancia reside en que tiene muy en cuenta que el rock ‘n’ roll no nace de un día para otro ni en el vacío, en medio de la nada, sino que se trata de un proceso de muchísimos años en el que se ven implicados diversos elementos y agentes sonoros, así como otras disciplinas –por ejemplo, la economía y la tecnología–. En sus distintos capítulos se presta especial atención a la influencia española en su creación y también a los numerosos judíos cuya contribución es básica –y no sólo como avezados empresarios–. Hace hincapié en la importancia de la radio y sus listas de éxitos (el famoso Top 40) para que la presencia en las ondas diera la difusión necesaria. Para que esto sucediera, se cuentan con detalle todos los acuerdos, presiones, huelgas, boicots, corrupción, poder de las editoriales, y también la importancia de las tramas mafiosas que jalonan la trastienda del rock. Y, por supuesto, está el cine como generador de gran parte de la imaginería que luego abrazaría el rock. Tampoco olvida los soportes físicos donde se compra y vende la música, es decir, el mercado de canciones.

Es difícil imaginar cómo hubiera sido este mundo sin el rock; sin Elvis, sin The Beatles. Pero las circunstancias únicas que facilitaron su nacimiento, pocas veces se ha explicado de forma tan global y de manera tan contundente. Por eso era necesaria una visión que, como esta, pusiera sobre el papel la importancia de las compañías independientes.

Un libro que mezcla historia, narrativa y ambición documental. En palabras del prologuista, Igor Paskual, «un texto escrito en castellano y desde España tiene el nivel suficiente para estar a la misma altura que los libros anglosajones. El rigor, la pasión y la exactitud nos libran del compilatorio habitual de anécdotas».

«Rock´n´roll: el ritmo que cambió el mundo» – Adrian Vogel

En nuestro blog: Bikinis, fútbol y rock & roll

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *