El pasado 15 de enero, presentamos en La Central de Callao Hegemonías. Crisis, movimientos de resistencia y procesos políticos (2010-2013), de Xavier Domènech. En la presentación, contamos con la presencia de, además del autor, Íñigo Errejón y Tomás Rodríguez. Después de los agradecimientos, a La Central como a los asistentes y al trabajo de investigación, redacción y edición, Xavier e Íñigo entraron a debatir sobre el libro.

En primer lugar, Xavier señaló que Hegemonías se trataba de un libro complicado, no por la lectura, sino por el compromiso social y político que para él supuso la redacción. Sin duda, su formación de historiador le dota de una perspectiva que entreteje la teoría y la práctica, una visión que va más allá de ser una muleta que intenta partir del pasado para comprender el presente y proyectarse al futuro, visión que se complementa con el compromiso y activismo político que otorga la comprensión inversa, esto es, le permite arrojar luz sobre el pasado desde el presente. En su libro nos habla de multitud de cosas: el 15M, las huelgas, la crisis del capitalismo, la muerte de Thatcher, el independentismo catalán, etc.; pero siembre desde un fondo que le dota de unidad, la experiencia colectiva, los movimientos sociales que poco a poco van formándose: una experiencia colectiva que no es otra sino el sentimiento de que el sistema no funciona y por ello una sospecha sobre la hegemonía.

Es precisamente esa sensación de que los valores no funcionan la que plasma lo necesidad de replantearse un nuevo sistema, yendo mucho más allá de cuestionar la legitimidad de los que mandan, esto es, reclamando una nueva hegemonía. Ese es el marco en el que surgen nuevos tipos de resistencia, movimientos sociales y políticos que permiten reivindicar una voz en la hegemonía. Pero hay que evitar los adanismos, es preciso buscar y aprender de las mutaciones de las crisis históricas. El texto establece así puentes que pueden arrojar luz sobre los procesos de crisis, pero no basta con eso, además es preciso analizar y estudiar el discurso dominante, aquel producido por la élite desde la hegemonía.

Íñigo, después de escuchar a Xavier, profundiza algo más en las cuestiones que nos introdujo este. Señala que el fruto del trabajo que Xavier había hecho son crónicas del presente formadas históricamente, análisis de momentos concretos, poniendo y buscando elementos similares en el pasado para ver cómo aquellos acabaron. Agradeció su valor, pues pensar la crisis en la actualidad del modo que lo hace Xavier es algo de extremada complejidad. Continuó señalando que estos movimientos político-sociales, al cuestionar la hegemonía, estaban desafiando a los que tienen el monopolio para poder generar el discurso, aquellos que marcan los márgenes de lo posible en la política, aquellos que nos indican cuál es nuestro sujeto (y por lo tanto, cómo debe ser nuestra acción) política. Por ello es preciso asumir que la subjetividad política no nos viene dada, sino que es un deber propio de la ciudadanía construirla: la necesidad de decirnos quiénes somos y no que nos impongan una imagen que limita nuestro margen de acción es permanente.

Tras las intervenciones de Xavier y de Íñigo, fue el público quien tomó la palabra, para generar el debate sobre cómo y hasta qué punto Obama rompió la hegemonía estadounidense, sobre la cuestión catalana y la independencia o sobre la derecha española entre otras muchas cuestiones.