Para sustentar el tejido viario y sus innumerables edificios, las ciudades se cimientan en mundos subterráneos compuestos por líneas de ferrocarril, alcantarillado, redes de abastecimiento de agua, conducciones eléctricas, tuberías de gas, cableado de telecomunicaciones, túneles de carretera, refugios antiaéreos, catacumbas y ríos secretos. Una gran parte de estos equipamientos subterráneos han sido realizados atravesando rocas de gran dureza, blandas arcillas o incluso arena. Parece increíble que las ciudades, como si de moscas zancudas posadas en el agua se tratase, sean capaces de mantenerse sobre tales cimientos excavados en la tierra, sin hundirse.
Túnel de Rotherhithe, Londres
Un nuevo invento, la tuneladora de doble escudo de Marc Brunel y Thomas Cochrane, haría posible el primer túnel del mundo bajo un río navegable. Es el túnel de Rotherhithe, Londres (1843), diseñado por Brunel y su hijo, Isambard. Pese a ser peatonal, preparó el camino para la construcción de futuros túneles ferroviarios y de tráfico rodado bajo los ríos urbanos.
El metro como refugio
Durante la Segunda Guerra Mundial, Londres fue bombardeada por flotillas aéreas de aviones alemanes, bombas volantes y misiles balísticos. Más de 80.000 londinenses fueron muertos o heridos de gravedad y más de 100.000 viviendas se destruyeron. Bajo tierra, las estaciones de metro de la ciudad se convirtieron en refugios antiaéreos.
París subterráneo
Gran parte de París está construido con piedras extraídas del subsuelo de la ciudad. A finales del siglo XVIII, existían canteras subterráneas que, desde 1785, se utilizaron como osarios, enormes cementerios subterráneos que albergaban los cadáveres que ya no cabían en los de las iglesias.
Estación de Hyde Park Corner, Londres
La «reurbanización integral» de Londres durante la década de 1960 supuso una combinación entre las necesidades del automóvil y el negocio inmobiliario, lo que acabó con calles antiguas y edificios históricos. Los peatones tenían que sortear el tráfico con laberínticos pasos subterráneos.
Trogloditas industriales
Algunas ciudades poseen grandes complejos subterráneos provistos de espacios habitables, desconocidos para la mayoría de los ciudadanos. Algunos son recintos históricos, como las catacumbas y las minas; otros se remontan a la época de la Guerra Fría, siendo secretos hasta la caída del muro de Berlín y el fin del régimen comunista en Europa del Este y la Unión Soviética. Aunque después de Nostradamus ya no es posible predecir el futuro con certeza, resulta poco probable que estos espacios sean destinados a albergar una nueva función.
Túnel de Sonnenberg, Lucerna
Según una ley de 1963, todo ciudadano suizo tenía derecho a ser protegido frente a un ataque nuclear. El túnel de Sonnenberg (1971-1976), en la autopista A2 de Lucerna, garantizaba un refugio seguro para 20.000 personas. Unas enormes puertas sellaban el túnel, equipado con un hospital, un centro de mando y una emisora de radio, aunque pocos confiaban en su funcionamiento.
La Ville Souterraine, Montreal
La Ville Souterraine (la Ciudad Subterránea) de Montreal es idea del urbanista Vicent Ponte, de 1963, y se extiende a lo largo de 32 km de pasadizos situados bajo la ciudad. Esto permite a la gente transitar en los días más duros del invierno desde las estaciones de metro hasta las tiendas, las oficinas y sus viviendas sin pasar frío ni mojarse.
La Gran Muralla subterránea, Pekín
En 1969, durante la etapa de tensiones entre China y la Unión Soviética, Mao Zedong ordenó construir un enorme refugio subterráneo en Pekín. Excavado a mano por 300.000 ciudadanos, niños incluidos, el laberinto, conocido como la Gran Muralla subterránea, incluye hospitales y teatros. Se convirtió en una atracción turística.
El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “Cómo leer ciudades. Una guía de arquitectura urbana”
Cómo leer ciudades. Una guía de arquitectura urbana
Cómo leer ciudades es una guía de bolsillo ideal para comprender las condiciones que han favorecido la formación de las ciudades de todo el mundo. Desde un enfoque práctico y muy visual, nos muestra cómo leer la historia que se entreteje en la formación de los barrios, los pueblos y las ciudades en las que vivimos actualmente. Las ciudades han crecido o se han eclipsado según fuese el destino de las civilizaciones a las que pertenecían. Algunas han desaparecido por completo y ya no son más que ruinas; otras han prosperado como centros urbanos durante miles de años; pero todas contienen pistas clave en sus calles y sus límites que revelan por qué sus habitantes se fueron agrupando en ellas, y que nos hablan de su historia social, política y cultural.
- Repleto de planos, mapas y dibujos, este libro llevará al lector en un viaje por todo el mundo que le descubrirá la historia de las ciudades de nuestros orígenes urbanos más antiguos a las del mundo contemporáneo: de Babilonia a Pekín, de Londres a París y de los rascacielos de Nueva York a las calles de su propia ciudad natal.
- Una lectura obligada para cualquier persona interesada en la historia, las ciudades y los viajes, este fascinante libro convertirá al lector en un detective urbano.
Jonathan Glancey
Jonathan Glancey es un crítico de arquitectura que fue editor en The Guardian para la sección de arquitectura y diseño desde 1997 a febrero de 2012. Anteriormente, había ocupado el mismo puesto en The Independent. También ha estado involucrado en las revistas de arquitectura y diseño de edificios Architectural Review, The Architect y Blueprint. Es miembro honorario de la Royal Institute of British Architects (RIBA). Realizó una serie de cuatro películas, Outrage Revisited (2010) [2] sobre los edificios de la posguerra de Gran Bretaña. Actualmente escribe sobre arquitectura y diseño de la página web de la BBC-Cultura.
- En nuestro blog otros títulos de la colección ‘Cómo leer’:
- Cómo leer castillos
- Cómo leer París: Arquitectura de hierro y vidrio
- Cómo leer edificios modernos: El deconstructivismo
- Cómo leer edificios
- Cómo leer jardines
- Cómo leer pinturas: Ofelia
- Cómo leer puentes: Benjamin Baker y el puente ferroviario de Forth