Giuseppe Verdi. La ópera italiana

  • Enfoque: Ópera italiana
  • Antes:
  • 1829 Rossini sorprende al mundo musical al retirarse de la ópera tras el estreno en París de su obra final, Guillermo Tell.
  • 1848 Muere el compositor Gaetano Donizetti, 13 años después que su compatriota Vincenzo Bellini, dejando a Verdi a la cabeza de la ópera italiana.
  • Después:
  • 1887 Milán acoge el estreno del Otelo de Verdi, su primera ópera desde Aída (1871).
  • 1890 Estreno en Roma de la obra maestra de Pietro Mascagni Cavalleria rusticana, que introduce en la ópera el verismo, un estilo naturalista y melodramático.

Giuseppe Verdi

verdi-giuseppeNacido en 1813 en Le Roncole (hoy Roncole Verdi), junto a Busetto, en el norte de Italia, era hijo de un modesto mesonero que fomentó su formación inicial y lo envió a Busetto. Después, Antonio Barezzi, un rico comerciante de esta ciudad, pagó los estudios de Verdi en Milán.

En 1836 se casó con Margherita, hija de Barezzi, que murió cuatro años después, al igual que sus dos hijos. A pesar de esta tragedia, la carrera musical de Verdi empezó a despegar. Su primer logro fue Nabucco en 1841. Durante la década siguiente compuso trece óperas y en la década de 1850 se convirtió en el compositor operístico de más éxito del momento. En esos años su música fue adoptada por el Risorgimento, el movimiento nacionalista italiano.

En 1859 se casó con la soprano Giuseppina Strepponi, con la que permaneció hasta su muerte, en 1897. El propio Verdi murió cuatro años después, en 1901.

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Ópera italiana

En las primeras décadas del siglo XIX, los libretos de la ópera italiana trataban de las tragedias de los grandes hombres y la nobleza. Giuseppe Verdi se enfrentó a esa tendencia al componer también óperas sobre gente común.

Verdi disfrutó de éxitos iniciales notables, como Nabucco (1842), basada en el relato bíblico sobre Nabucodonosor II y cuyo coro «Va, pensiero» («Vuela, pensamiento»), en el que los esclavos hebreos lamentan la pérdida de su hogar, se convirtió más tarde en un himno a la independencia de Italia. Sin embargo, sus ambiciones no cristalizaron hasta bien avanzada su vida creativa, con tres obras maestras en rápida sucesión: Rigoletto (1851), Il trovatore (1853) y La traviata (1853). Rigoletto se centra en el personaje epónimo, un bufón jorobado que, al intentar proteger a su hija, provoca involuntariamente su perdición. Il trovatore relata la melodramática historia de la bella Leonora, atrapada entre dos hombres y la venganza de una gitana. En La traviata (la «extraviada» o «descarriada»), una cortesana llamada Violeta sacrifica su amor, y finalmente su vida, a causa de la sociedad patriarcal que pretende controlarla. Estas tres óperas confirmaron el alejamiento de Verdi de los que él denominó sus «años de galera», el tiempo pasado componiendo obras por encargo de la «industria de la ópera».

La traviata. Romper las reglas

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El tenor italiano Francesco Meli interpreta a Alfredo, el amante de Violeta, en el brindis de La traviata, en una representación de 2016. Su amor por Violeta llevará la vergüenza a su familia.

Verdi consiguió manipular y subvertir las convenciones operísticas para lograr una síntesis de tradición e innovación. En La traviata tomó el tema de una conocida novela, La dama de las camelias, de Alexandre Dumas, y en una iniciativa sin precedentes, lo situó en la época de su composición. Sin embargo, los censores italianos consideraron el retrato de una mujer caída en la sociedad moderna demasiado atrevido y la rechazaron, así que la ópera se ambientó en el siglo XVIII para su estreno. Aun así, La traviata era única, ya que se enfrentaba con audacia a la hipocresía de la sociedad respecto a la mujer.

Aunque algunos de los números más famosos de la obra, en especial el brindis del primer acto, presentan escenas multitudinarias, La traviata es una ópera notable por sus momentos de intimidad. Verdi nos arrastra al mundo de su heroína, y su enfoque innovador allanó el camino para otras protagonistas femeninas, como la gitana de la ópera francesa Carmen, de Bizet (1875), también procedente del mundo literario (una novela corta de Prosper Mérimée) y que también expuso la hipocresía de las costumbres sexuales del siglo XIX

Obras maestras finales

Copiar la realidad puede ser bueno, pero inventar la realidad es mejor, mucho mejor. Giuseppe VerdiEn muchas obras posteriores, Verdi hizo frente a distintas convenciones de la gran ópera, como en Don Carlos, compuesta para la Ópera de París en 1867. Sin embargo, Aída escrita para la inauguración de la nueva ópera de El Cairo en 1871, marcó un punto de inflexión en su producción. Descontento con la importación de ópera francesa y alemana en Italia, Verdi empezó a centrarse en otros aspectos de su vida y compuso poco desde la Misa de réquiem de 1874 (en memoria del poeta y escritor nacionalista Alessandro Manzoni) hasta sus dos óperas finales, ambas basadas en obras de su querido Shakespeare: Otelo (1887) y Falstaff (1893).

El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “El libro de la música clásica. Una completa guía de música clásica para todos

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