Fragmentos del prólogo del libro ‘Juan Carlos I, la biografía sin silencios’ escrito por la periodista Rebeca Quintáns:
Si Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arden los libros (que impiden ser feliz al pueblo, según las autoridades, en la claustrofóbica sociedad de la novela de Ray Bradbury y de la película homónima de François Truffaut), y Fahrenheit 6/11 la temperatura a la que arde la libertad en el nuevo orden mundial de George Bush (en la película documental de Michael Moore),
Fahrenheit 490.3 es la temperatura a la que el sistema jurídico se pasa por la parrilla nuestra libertad de expresión cuando el tema a tratar es la monarquía, ya sea la de Juan Carlos I o la de Felipe VI.
“La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Lo que significa que no se le puede juzgar, haga lo que haga o diga lo que diga. Pero no es así para quien escriba sobre el rey, que puede ser perseguido de oficio, y sufrir las caricias de todo el aparato del Estado del Reino de España.
Al cierre de este libro, la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicitaba una pena de un año de cárcel para la edil de la formación Guanyar Alicante Marisol Moreno, conocida como La Roja, por un delito de injurias a la Corona, por un artículo titulado Borbones asesinos: “Este hijo de puta ha matado a un ser que, en muchos aspectos, es mejor que los humanos, aunque claro, que se puede esperar de un tío que disparó a su propio hermano y lo mató. […] Nuestro dinero público financia las matanzas de la realeza española en todos los sentidos, matanzas económicas como la de Urdangarin y que el rey apoya”. El nuevo código penal ampara que las consideradas injurias contra la Corona en España constituyan un delito de lesa majestad, que era el término en derecho antiguo, no para una ofensa, sino para el delito que se cometía contra la vida del soberano o sus familiares. Y en esta vuelta a la Edad Media las bromitas se pagan con hasta 2 años de prisión.
La presente edición
Este libro es una actualización del que la editorial Ardi Beltza publicó en el año 2000 con el título Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos I, bajo el seudónimo Patricia Sverlo.
En el año 2000 habíamos optado por la utilización del seudónimo por miedo, sí. Porque la realidad política, la falta opresiva de libertad de expresión en todo lo que rodeaba a la monarquía, demandaban prudencia. Se buscaba que se juzgara antes la obra y no a su autora; evitar una campaña de persecución personal, más que una demanda o querella judicial que, como es sabido, nunca llegó a producirse.
No poder reconocer la autoría, salvo a los más íntimos y en voz baja, supuso siempre un sentimiento de rabia e impotencia. Pero muy en especial cuando el aparato del poder comenzó a tomar represalias en otros. Como calculábamos, las autoridades habían dado la callada por respuesta, táctica habitual por parte de la Casa Real cuando piensan que la información se va a mantener en medios alternativos sin gran difusión y que es mejor no hacer demasiado ruido para que pase lo más desapercibida posible. Pero le hizo pagar el pato al editor, de manera vengativa y arbitraria, encarcelándolo durante 145 días y cerrando la editorial y la revista. Sin hacer ninguna acusación explícita con respecto al libro, eso sí, y esa fue la única razón por la que yo no me presenté voluntaria e inmediatamente para responsabilizarme de la obra, a recoger los laureles que me quisieran dar.
Rebeca Quintans
Licenciada en Filología por la Universidad de Santiago de Compostela y doctora en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como reportera freelancer para diversas publicaciones, tanto convencionales (Interviú, Tiempo, El Semanal, Tribuna, Artículo 20, Mía, A Nosa Terra, El Correo Gallego…) como alternativas (Ardi Beltza, Kale Gorria, El Otro País, No a la Guerra, Diagonal…).
Junto con Andrés Sánchez escribió «Gran Hermano, el precio de la dignidad». Actualmente compagina su trabajo como profesora de Teatro, Lengua y Literatura en un instituto público de Educación Secundaria del barrio de Entrevías de Madrid, con el de profesora asociada en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense.