No cierres los ojos Akal

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Cuando, a principios de 2016, escribía los últimos párrafos de este libro, en los que hago referencia a países que hubieran seguido siendo más provincianos sin las aportaciones de los investigadores inmigrados, no imaginaba que el electorado británico votaría en junio a favor de salir de la Unión Europea (por una pequeña mayoría), con la esperanza de poder limitar el número de inmigrantes. Mientras escribo este comentario, aún no es totalmente seguro que Gran Bretaña deje la Unión y, de hacerlo, no sabemos qué consecuencias tendrá esa decisión, tanto para los ciudadanos de la Unión residentes en el Reino Unido como para quienes deseen establecerse en su territorio. Lo único que puedo decir es que, en mi opinión, si el Brexit tiene lugar será un desastre, no solo para la economía británica, sino también, como demuestran los datos que ofrecemos en este libro, para la cultura británica.

En Pérdidas y ganancias. Exiliados y expatriados en la historia del conocimiento de Europa y las Américas se afirma que los inmigrantes, de artesanos a investigadores, enseñaron mucho a la gente de su «país de acogida» y aprendieron bastante, a su vez, en un proceso de «doble» ilustración que amplió los horizontes de ambos grupos. De ahí que, a largo plazo, las restricciones impuestas a la inmigración probablemente provoquen un provincianismo intelectual. Si hiciéramos una lista de los intelectuales más destacados de la Gran Bretaña del siglo XX, tendríamos que distinguir entre dos grupos, el de los «nativos» nacidos en Gran Bretaña y el de los «inmigrantes», exiliados o expatriados. En filosofía, el nativo Bertrand Russell convivió con el inmigrante Ludwig Wittgenstein, al igual que Michael Oakeshott se encontró con Isaiah Berlin. En el caso de los historiadores, tenemos a Edward Thompson y Eric Hobsbawm y también a Richard Southern y Lewis Namier. En antropología tenemos a Jack Goody, cuyo interlocutor fue Ernest Gellner, y en economía tenemos a John Maynard Keynes y Nicholas Kaldor. No hubo ningún nativo a la altura de Ernst Gombrich, y en sociología tampoco hubo nacional alguno que pudiera hacerle sombra a Norbert Elias.

Si el flujo de inmigrantes cesa o se reduce significativamente, puede que nos lleve algún tiempo constatar las consecuencias de la pérdida de diversidad cognitiva, pero presumiblemente serán graves. Si los británicos se aíslan de otros puntos de vista acabarán siendo más insulares, más provincianos y menos creativos. Nadie desea este futuro, pero los ejemplos analizados en este libro sugieren que esas serían las consecuencias del Brexit en las próximas décadas.

El contenido de esta entrada está extraído del libro “Pérdidas y ganancias. Exiliados y expatriados en la historia del conocimiento de Europa y las Américas, 1500-2000” de Peter Burke

Pérdidas y ganancias

perdida-ganancias-burke-portadaEn este estudio, el prestigioso historiador Peter Burke analiza, con una visión de largo recorrido de extraordinaria erudición, la contribución que exiliados y expatriados han hecho a la historia intelectual y cultural de Occidente.

Para el autor, el primer y más obvio aporte de esta cultura en movimiento ha sido evitar el anquilosamiento y regionalismo del conocimiento. El encuentro entre eruditos de diferentes culturas ha sido, históricamente, una forma de educación y conocimiento para ambas partes, exponiéndolas a oportunidades de investigación y formas alternativas de pensar. Así, la “desprovincialización” fue en parte el resultado de la mediación, ya que muchos emigrados ejercieron de transmisores de su cultura materna en su «tierra de acogida», y viceversa. De igual forma, la distancia y desapego con que a veces los exiliados veían sus culturas nativa y de acogida les otorgaban ventaja a la hora de analizar e identificar cambios y transformaciones que sus colegas no identificaban. Al mismo tiempo, el compromiso y adopción de dos formas diferentes de pensamiento, uno asociado al exilio y el otro a su tierra de acogida, en ocasiones confluyó en una hibridación creativa, como fue el caso, por ejemplo, de la teoría alemana y el empirismo angloamericano.

Brillante, erudito e iluminador, este libro nos aproxima al fenómeno cultural del exilio y la migración. En un mundo que cada día condiciona más los movimientos de personas, no puede ser más necesario conocer qué estamos dispuesto a perder con el cierre de nuestras fronteras.

«Este libro transforma sutilmente un campo previamente percibido a menudo como de interés marginal en un punto de vista privilegiado para el estudio del conocimientoAntoon De Baets, University of Groningen

«Este libro magistral muestra con gran detalle histórico cómo la curiosidad, los viajes y las interacciones de los pueblos son elementos esenciales del aprendizaje y la ciencia.» Jacob Soll

« Peter Burke ha logrado cruzar las disciplinas, las culturas y los períodos para presentar un texto claro y fascinante, resultado de una investigación prosopográfica exhaustiva y detallada.» Yosef Kaplan, The Hebrew University of Jerusalem

 

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