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En el 79 d.C., el Vesubio entró en erupción por primera vez en 700 años con efectos devastadores, destruyendo todas las ciudades y villas al sudeste el volcán y dejando un impresionante legado para la posteridad: una ciudad romana conservada en un momento concreto de su historia. Pero la erupción no sólo sirvió para conservar, sino que también tuvo efectos destructivos. La comparación con las erupciones volcánicas de nuestro tiempo, como la del monte Santa Helena 1980 y la del Pinatubo en 1992, nos permiten comprender la devastación causada por estos sucesos y hacernos una idea de sus consecuencias a largo plazo. La violenta erupción del Vesubio cogió desprevenidos a quienes vivían a su sombra; aquellos que lograron sobrevivir vieron como sus vidas cambiaban para siempre.

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El Vesubio forma parte de una cadena de volcanes que se extiende desde Roma hacia el sur de Italia. La última erupción del Vesubio tuvo lugar en 1944, y en la actualidad recibe la calificación de volcán durmiente. Se alza al sur y al este de una gran caldera de 13 km de diámetro, conocida como la Llanura Flegrea, que se compone de unos 30 cráteres que aún emiten gases sulfurosos. La última erupción en la Llanura Flegrea se produjo en 1538. También se ha afirmado que la propia bahía de Nápoles, cuya forma es casi semicircular, tiene su origen en el antiguo cráter de un enorme volcán. Sea esto cierto o no, esta zona lleva mucho tiempo experimentando los efectos de la actividad volcánica, y las áreas al norte de la ciudad, cerca de la Llanura Flegrea (especialmente Pozzuoli), aún sufren los lentos movimientos de tierra conocidos como «bradisismos».

El monte Vesubio tiene un altura de 1200 m y cuenta con dos cráteres. El monte Somma es el más antiguo, y rodea parcialmente al anterior. No está claro si ambos existían ya en el 79 d.C., o si el Somma se desplomó mientras el Vesubio se alzaba como consecuencia de la fuerza de la erupción.

La fecha exacta de la erupción

Tradicionalmente, se ha situado la erupción del Vesubio en el 79 d.C., el 24 de agosto. Sin embargo, los investigadores han seguido debatiendo esta cuestión. ¿Es posible que la erupción se produjese en otoño? La respuesta depende de la transmisión textual. Se ha sugerido que los textos originales de Plinio pudieron ser «corregidos» por los escribas medievales. Los manuscritos conservados dan más de 12 versiones distintas de la fecha de la erupción. ¿Pero cuál de estas fechas es la correcta?

Se han utilizado varios elementos del registro arqueológico para defender una fecha en otoño. Por ejemplo algunos de los cuerpos encontrados en Pompeya parecen llevar ropas de abrigo inapropiadas para el verano, Y durante las excavaciones se han encontrado granadas, que suelen darse a finales de otoño. Pero aquellos que defienden una fecha en verano hacen referencia a las hojas de árboles caducifolios encontradas en Herculano (ya habrían perdido sus hojas en otoño), a la hierbas, que habrían acabado de florecer, en la Villa A de Oplontis y a las habas mezcladas con avena identificadas en un establo de la Casa de los Amantes Castos de Pompeya (germinan a finales del verano y una vez cosechadas no se conservan frescas por mucho tiempo). También se ha sugerido que las granadas y otras frutas que germinan tarde podrían haber sido recogidas antes de su maduración y conservadas, práctica de la que existen evidencias textuales. Por otro lado quizás las víctimas utilizasen las ropas de abrigo para protegerse de la pesada lluvia de piedra pómez de la primera fase de la erupción.

El debate ha resurgido recientemente: el estudio de un conjunto de monedas encontradas en 1974 en la Casa del Brazalete Dorado ha permitido la identificación de un denarius de plata con la efigie del Emperador Tito y la leyenda «IMP TITU VESP AUG PM» («Imperator Titus Caesar Vespasiano Augustus Pontifex Maximus»). El reverso de la moneda presenta un capricornio y el resto de los títulos del emperador («con potestad tribunicia por novena vez, aclamado emperador por decimoquinta vez, cónsul por séptima vez, padre de la patria»). El hecho de que se haga referencia al noveno consulado de Tito fecha la moneda con seguridad en el 79 d.C.; además éste asumió la potestad tribunicia por novena vez en julio de ese año, por lo que la moneda ha de ser necesariamente posterior. Finalmente, las evidencias epigráficas señalan que no pudo ser proclamado emperador por decimoquinta vez hasta septiembre del 79 d.C. Todo ello significa que quizás la erupción del Vesubio del 79 d.C. no tuviese lugar en agosto, sino en otoño.

¿Fue olvidada la ubicación de las ciudades destruidas?

Aunque el descubrimiento formal de Pompeya, Herculano y los otros asentamientos sepultados se produjo en el siglo XVIII, existen pruebas que parecen apuntar a que la ubicación de éstos no había sido completamente olvidada.

Los autores antiguos seguirían haciendo referencia a la erupción siglos después de que ésta se produjera, y los mapas antiguos ofrecen la localización (no siempre de forma correcta) de Pompeya y Herculano. También hay pruebas de la exploración de Pompeya por parte de buscadores de tesoros. En las Termas Suburbanas, la Praedia de Julia Felix y la Casa de Fabius Rufus, se han encontrado lámparas y trozos de cerámica cuyas fechas oscilan entre los siglos VI al XVI y, desde el siglo XVI, son abundantes las referencias que nos informan del hallazgo de inscripciones, monedas, pinturas, murales, mosaicos y columnas en las propiedades de los lugareños. Las excavaciones formales de Herculano en 1738 supusieron la continuación de estas actividades, más que un nuevo comienzo.

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