Este viernes y sábado se celebró en Madrid la cumbre de Patriots. Vox y el equipo de Santiago Abascal serán los encargados de los preparativos de la primera reunión de la nueva familia política del Parlamento Europeo, impulsada por el húngaro Viktor Orbán tras las elecciones europeas de 2024, Patriotas por Europa (Patriots), y de la que el líder de Vox es presidente,
La cumbre de este fin de semana, inspirándose en el MAGA (Make América Great Again) de Donald Trump, tendrá como lema MEGA (Make Europea Great Again, que significa «Hagamos Europa grande otra vez») y hará coincidir en la capital española a Orbán con Marine Le Pen y una decena más de partidos ultraconservadores como el Partido de la Libertad (FPO), ganador de las últimas elecciones en Austria.
También este viernes, los dirigentes de los 15 partidos de 13 países, que obtuvieron más de 19 millones de votos en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, cenaron en Madrid con los máximos responsables de la Heritage Foundation, uno de los más potentes think tanks ultraconservadores y factoría ideológica de la nueva Administración estadounidense.
Obviamente, Santiago Abascal intentará sacar pecho, especialmente ante el PP, de su capacidad de convocatoria internacional, pero la realidad dentro de su partido es otra. Hemos visto la fuga a principios de la semana pasada del exvicepresidente de Castilla y León Juan García-Gallardo. Una más de las sucesivas deserciones en los últimos años, especialmente tras el mal resultado de las generales de 2023. En Vox no disimulan su rumbo autoritario que ya ha purgado, antes que a García-Gallardo, a Macarena Olona, Víctor Sánchez del Real, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o Carla Toscano. Todos los que en algún momento marcaron perfil propio han sido laminados.
Una década después de su fundación, Vox es una formación personalista donde no caben más liderazgos que el de Abascal y que no tiene ningún interés en asentarse en los territorios.
En realidad todo esto ya lo adelantó Xavier Rius Sant en su libro Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron. “Vox es un partido con una estructura piramidal, en el que ya no es posible elegir a los dirigentes provinciales, ni mostrar discrepancias o cuestionar los acuerdos del Comité Ejecutivo Nacional y el comité de acción política”. Rius repasa en su libro los mecanismos de control, censura y depuración que dispone Abascal y Vox, y es entonces cuando se comprenden todas las depuraciones que van a apareciendo.
Por su parte, Steven Forti, en su libro Democracias en extinción. El espectro de las autocracias electorales, señalaba que la implantación territorial de Vox ha sido incierta, debido “a la frecuente expulsión de los dirigentes locales por parte del núcleo duro de Abascal que controla con mano de hierro la organización, donde la democracia interna brilla por su ausencia”.
Forti también destaca la vocación de Vox como aglutinador de ultraderechas mundiales, no olvidemos que la cumbre Europa Viva 24, organizado por Vox y ECR (grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos) en Madrid en mayo de 2024 y que la citada Fundación Heritage participó en otro encuentro organizado en Madrid en marzo de 2024 por el entorno de Vox, y más concretamente la Fundación Disenso.
Por tanto, a lo que estamos asistiendo es a la estrategia de un partido caciquil, incapaz de mantener una mínima estructura participativa y democrática, lo que le impide crecer en España, pero que intenta situarse a rebufo de los avances de la ultraderecha mundial a ver si consigue el protagonismo que sus líderes son incapaces de tener en España.
La prueba de la servidumbre internacional de Abascal es que este fin de semana habrá sido el anfitrión de Matteo Salvini, líder del partido supremacista del norte de Italia, Liga Norte, que apoyó al independentismo catalán y hasta se fotografió con una estelada independentista en las fechas del referéndum de independencia. Para Vox, su única ideología es arrimarse a quien le dé proyección internacional.