Angela Davis. Mujer, raza y clase

angela-davisNacida en Birmingham (Alabama) en 1944, Angela Davis se crio en un barrio sometido a ataques racistas con bombas en la década de 1950, y asistió a una escuela primaria segregada. Como activista, estudiosa y docente, se dio a conocer en la década de 1960 por su trabajo en el movimiento por los derechos civiles de los negros, sobre todo en el Partido Pantera Negra y el grupo comunista negro Che-Lumumba Club.

Debido a su vinculación con el comunismo, Davis fue expulsada de su puesto docente en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en 1970, aunque más tarde lo recuperó. Ese mismo año fue acusada de facilitar un arma a un preso negro que murió en un supuesto intento de fuga. Fue liberada de prisión en 1972, y continúa impartiendo clases sobre derechos de la mujer, raza y justicia penal.

Racismo y prejuicio de clase en el feminismo

  • Figura clave: Angela Davis
  • Antes:
  • 1965 La Ley de Derecho al Voto prohíbe la discriminación racial en el voto en EE UU.
  • 1973 Se funda la National Black Feminist Organization para presionar por la acción política en cuestiones que afectan a las mujeres negras de EE UU.
  • Después:
  • 1983 En In Search of Our Mothers’ Gardens, la feminista afroamericana Alice Walker acuña el término «womanism».
  • 1990 En la obra Black Feminist Thought, la socióloga afroamericana Patricia Hill Collins examina el tópico de la mujer negra «fácil».

mujer-raza-claseLa literatura de la primera y la segunda ola del feminismo en EE UU y Reino Unido fue en gran medida obra de mujeres blancas de clase media o alta, y tendía a reflejar sus experiencias y sus puntos de vista, aun cuando pretendía hablar en nombre de todas. Lo mismo puede decirse de los movimientos feministas, muchos de los cuales estaban dirigidos y apoyados por mujeres blancas de las clases privilegiadas.

Si bien las mujeres de raza negra habían sido siempre parte de los movimientos feministas por el cambio, por lo general, su problemática específica, como la de las mujeres pobres y trabajadoras, fue ignorada por la corriente principal del feminismo. Desde la década de 1970 y durante la siguiente, las feministas negras y las de clase trabajadora (dos grupos que se solapaban) denunciaron el racismo y los prejuicios subyacentes a la «hermandad» del feminismo.

Derechos para las blancas

En 1981, la activista, académica y escritora Angela Davis publicó Mujeres, raza y clase, un estudio de la historia del movimiento de liberación de las mujeres en EE UU desde la época de la esclavitud en adelante, que muestra cómo el feminismo estuvo siempre plagado de prejuicios de raza y clase. Su publicación supuso un punto de inflexión en el feminismo.

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En la década de 1980, las mujeres negras podían votar, pero el activismo por los derechos laborales, la libertad de opción sexual o el control de la natalidad seguía dominado por mujeres blancas de clase media.

En el libro, Davis examina cómo la institución de la esclavitud sometió a la mujer negra a un trato infrahumano que reflejaba supuestos muy distintos sobre la feminidad, la raza y la clase de los proyectados sobre la mujer blanca. También explora cómo las feministas blancas reforzaron el racismo antinegro y los prejuicios de clase en su propia lucha por la igualdad.

La Declaración [de Seneca Falls] […] ignoraba la problemática de las mujeres trabajadoras blancas, como ignoraba la de las mujeres negras del sur y del norte. Angela DavisAl tratar sobre la primera convención por los derechos de las mujeres de 1848 en Seneca Falls (Nueva York), Davis señala que las sufragistas del siglo XIX destacaron como las dos principales formas de opresión que sufrían las mujeres la institución del matrimonio y la exclusión del empleo profesional. Eran inquietudes propias de las mujeres blancas y económicamente privilegiadas. No se ocuparon de la situación de las blancas pobres y de clase trabajadora, de las mujeres negras esclavizadas, ni del racismo que sufrían las negras libres de los estados del norte.

Es más: las sufragistas blancas reclamaron la exclusión de las mujeres negras de la Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer, a fin, explica Davis, de conservar en la misma a las blancas de los estados del sur, contrarias a la integración. Además, la aprobación en 1870 de la 15.ª Enmienda, que daba derecho a votar a los hombres negros, fue recibida con indignación por muchas sufragistas. Para Davis, quedaba patente el racismo de las sufragistas al rechazar la idea de que los hombres negros pudieran votar antes que las mujeres blancas, sin considerar la importancia que ello podía tener de cara a lograr el voto para las mujeres negras.

Madres de esclavos

Cada desigualdad […] infligida a las mujeres blancas se multiplica por mil entre las negras, que sufren una triple explotación: como negras, trabajadoras y mujeres. Elizabeth Gurley Flynn Líder sindical estadounidenseEn el siglo XIX, las feministas blancas de EE UU reclamaron la igualdad alegando a menudo su papel único como madres, pero este alegato no se extendía a las mujeres negras. Como explica Angela Davis, a estas no se las veía en absoluto como madres, sino más bien como animales encargados de «criar» mano de obra esclava. La prohibición en el año 1807 de la importación de esclavos africanos por el Congreso de EE UU acentuó la importancia de esta función reproductiva para los amos esclavistas. A partir de entonces –con excepciones, como la de los barcos negreros clandestinos– los esclavistas dependieron en exclusiva de la «cría» y de las subastas locales para aumentar la población esclava.

Como resultado, hasta la abolición de la esclavitud en 1865, la violencia sexual aumentó, tanto con la violación de esclavas por parte de sus amos como con la reproducción forzosa impuesta a los esclavos.

El legado de la esclavitud

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Una asistenta barre el hogar de una casa acomodada de Virginia (EE UU). Durante la posguerra, el «servicio», a menudo afroamericano, reflejaba el estatus de las mujeres blancas.

Davis ve en la esclavitud el origen de muchos de los prejuicios que persistieron en la vida moderna hacia las mujeres negras. A fin de obviar la extendida realidad de la violencia sexual de los esclavistas blancos, la sociedad esclavista creó el estereotipo de la mujer negra sexualmente «fácil», estereotipo que culpaba a las víctimas y que resultó ser duradero. Además de abusar de las mujeres negras física y sexualmente, los esclavistas blancos las tenían en una consideración muy distinta de la de las blancas. Mientras que estas últimas se veían como físicamente débiles y delicadas, de las negras se esperaba que trabajasen en el campo con los hombres. Obligadas a realizar las mismas tareas que estos, a los ojos de la sociedad blanca se forjó la imagen de la mujer negra como poco femenina o refinada.

Mientras tanto, con la extensión de la revolución industrial, el trabajo realizado por las mujeres blancas en el hogar se iba devaluando cada vez más, volviéndose irrelevante a medida que las máquinas las sustituían en sus tareas. El resultado fue la consolidación de los ya estrictos roles de género, según los cuales las mujeres trabajaban en el hogar y los hombres fuera de él.

Derechos reproductivos

Después de la abolición de la esclavitud en 1865, desaparecieron las condiciones en las que era rentable criar esclavos, y los supremacistas blancos reafirmaron su aspiración a una nación blanca no «manchada» por personas de color. El movimiento eugenésico de finales del siglo XIX y principios del XX quería «purificar» la raza humana seleccionando quién se reproducía y quién no, y las mujeres negras y las de escasos recursos quedaron expuestas a la esterilización involuntaria.

Mientras unas mujeres dominen a otras por el poder de la clase o la raza, no podrá haber una plena hermandad feminista. bell hooksMientras que a las mujeres negras se las animaba a limitar la descendencia, de las blancas se esperaba que tuvieran toda la posible. Las primeras feministas partidarias de la planificación familiar, como Margaret Sanger –quien acuñó la expresión «control de la natalidad»–, fueron aclamadas como defensoras de los derechos reproductivos de las mujeres; sin embargo, la propia Sanger era partidaria de «escardar a los menos aptos» y «prevenir el nacimiento de los defectuosos».

En opinión de Davis, este doble rasero histórico en el control de los cuerpos de las mujeres, basado en la raza y la clase, condujo a muchas feministas negras a desconfiar del activismo en los temas reproductivos, claramente dominado por mujeres blancas. Al habérseles impuesto medios de control de la natalidad en el pasado, no veían la cuestión de los derechos reproductivos bajo la misma luz liberadora.

Acoger la diferencia

Pancarta con el lema «Women fight back» («Las mujeres responden») en una protesta callejera de 1980. En esta época, feministas negras y blancas reclamaron la Enmienda de Igualdad de Derechos para las mujeres

Pancarta con el lema «Women fight back» («Las mujeres responden») en una protesta callejera de 1980. En esta época, feministas negras y blancas reclamaron la Enmienda de Igualdad de Derechos para las mujeres

Las observaciones de Davis abrieron un nuevo debate acerca de qué voces debían escucharse en los movimientos feministas, qué cuestiones debían ser consideradas «cuestiones de las mujeres», y sobre la necesidad de diversidad tanto en el liderazgo como en el pensamiento y la táctica. Asimismo, dejaron claro que las experiencias de las feministas blancas de las clases privilegiadas no eran las de las feministas pobres o negras.

El desarrollo de un feminismo más diverso en la década de 1980 dio lugar a un florecimiento del pensamiento feminista. La idea de «mujer» dejó de limitarse al ámbito blanco de clase media para abarcar los diversos modos en que se encarnan las mujeres, no simplemente como género, sino también como parte de una raza, clase o grupo sexual.

El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “El libro del feminismo”

“El feminismo debe ser antirracista y anticapitalista”, reflexiona Angela Davis en su paso por La Casa Encendida en Madrid. English left channel. Español canal derecho.

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