No cierres los ojos Akal

Fanny Hill es considerada la novela pornográfica más importante de la literatura inglesa del siglo XVIII y uno de los clásicos de la literatura erótica universal. Al convertir al final a Fanny, su protagonista, en una burguesa felizmente casada, Cleland contravino numerosas normas, entre otras, las de las novelas de la época, que condenaban a las prostitutas a la miseria. Y, al mismo tiempo, se rio de las costumbres cristianas, pues la novela es la «confesión» de una mujer que jamás reniega de su vida anterior.

Tanto Cleland como su editor, Ralph Grifth, tuvieron que sufrir un proceso legal y renunciar a publicar la novela que fue prohibida fulminantemente. Con todo, era un éxito de ventas, por lo que siguieron apareciendo innumerables ediciones piratas. En los años de la década de 1760, las ediciones del libro ilustradas con grabados pornográfcos de muy mala calidad contribuyeron probablemente a su casi relegación durante cerca de dos siglos.

A comienzos del siglo XX, no se fue más benevolente con el libro y se continuó rechazando todo mérito literario. La novela fue prohibida en 1821 en los Estados Unidos no pudiéndose publicar allí hasta 1963; en México hasta 1969 y en Reino Unido, más de dos siglos después de su primera edición, pudo publicarse libremente en 1970.

En nuestros días, la mayor parte de especialistas de literatura inglesa del siglo XVIII admiten que convendría reconocer a Cleland novelista un lugar junto a Defoe, Fielding, Richardson y Smollett. Muchos críticos coinciden en afirmar que Fanny Hill es probablemente una de las grandes novelas eróticas jamás escritas.

Publicación de Fanny Hill en España

La ausencia de traducciones al castellano durante casi dos siglos no signifca que la novela de Cleland fuera totalmente desconocida en España. Las primeras copias llegaron desde Francia y se vendieron directamente en su versión gala. La distribución en francés no representó problema alguno, pues era una obra dirigida a un público de cierto poder adquisitivo y los librepensadores ilustrados de la alta burguesía española eran por lo general bilingües, o al menos con la suficiente fluidez como para leer en francés; por tanto, la traducción al español no era tan esencial. Además, al estar publicada en Francia e importada a España sin pasar por editoriales o distribuidores oficiales, era más difícil para la Inquisición controlarla. Aunque se trataba de ediciones piratas de las que es casi imposible conocer la fecha de publicación o el número de ejemplares vendidos en España, sabemos a ciencia cierta que existían y se leían, pues Fanny Hill aparece mencionada en 1785 en el Índice de libros prohibidos.

Para la Inquisición, la literatura erótica resultaba enormemente obscena e inaccesible, pues la sola representación del placer con la finalidad de despertar los instintos más irreductibles a las normas del decoro suponía una grave transgresión moral. La persecución contra lo erótico se perpetuó durante la mayor parte del siglo XIX y España, a causa de su estructura política, ideológica y cultural monolítica tardó en aceptar la moda pornográfica que triunfaba en otros países.

Será a finales del siglo XIX y principios del XX cuando comenzaron a surgir las primeras traducciones al español, pues la reputación de la novela la hacía lo suficientemente atractiva para los editores como para que estuvieran dispuestos a correr riesgos legales. De todos modos, para hacer más difícil el rastreo de estas ediciones piratas españolas, los editores presentaban la publicación con distintos títulos (lo que dificulta seriamente su análisis en archivos y bibliotecas). Ya entrado el siglo XX, se publicó la prestigiosa colección de literatura erótica «Biblioteca de López Barbadillo y sus amigos», entre 1914 y 1924, en la que se editaron textos clásicos de la literatura erótica, entre los que se incluye nuestra novela bajo el título de La cortesana inglesa. Memorias de Fanny Hill.

Tras décadas en el más absoluto olvido, la muerte de Franco y el consiguiente final de la dictadura trajeron consigo un número considerable de nuevas traducciones que esperaban poder ser publicadas sin miedo a la censura o a tener problemas con las autoridades civiles o religiosas. De entre estas ediciones destaca la publicada en 1975 por Akal Editor que, tras enfrentarse con la censura, se vio obligado a retirarla.

El 11 de mayo de 1975 Akal Editor presentaba a depósito previo seis ejemplares de Fanny Hill. Memorias de una mujer galante, y pocos días más tarde, cuando la edición todavía no había sido tirada, es secuestrada por funcionarios policiales y es abierto expediente. El 8 de julio se procesó al editor Ramón Akal, multándolo con 50.000 pesetas y dos años de inhabilitación. No nos resistimos a la tentación de transcribir párrafos de una sentencia cuyos considerandos asombran en la España democrática de nuestros días:

«Con descripciones detalladas de actos sexuales…»; «y con la única intencionalidad de su atractivo lascivo…»; «sin atender a la natural agresión que producen a los sentimientos morales de la comunidad…» También se afirma que esta obra está destinada al estímulo de instintos lascivos, con la finalidad nihilista de pervertir a los jóvenes y a los niños.

portada-fanny-hillDos años más tarde, en 1977, Ramón Akal fue indultado y pudo finalmente publicar la primera edición legal en español de Memoirs, bajo el título de Fanny Hill. A pesar de semejante avance, los viejos temores al escándalo y las represalias profesionales se hicieron evidentes en el hecho de que el traductor se sintió obligado a ocultarse bajo el pseudónimo de Frank Lane, pues temía que ser identificado como traductor de literatura erótica lo pusiera en una lista negra que le impidiese volver a trabajar para editoriales de prestigio.

Nuestra editorial reeditó Fanny Hill en 1980 y 1985, esta vez en la serie de Clásicos. Ahora, ya en pleno siglo XXI, volvemos a publicar la obra dentro de una nueva colección, Clásicos de la Literatura, porque queremos seguir defendiendo y reforzando la consideración estética y literaria de Fanny Hill por encima de su evidente vertiente erótica.

Fanny Hill. Memorias de una mujer galante – Akal

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