El pasado 6 de marzo murió Joaquín Yarza. En estos momentos, no puedo evitar pensar en la honda huella que, como estudiante de Arte medieval, me dejó su Arte y arquitectura en España 500-1250, un libro fundamental en la historiografía artística de nuestro país, que abría inusitadas perspectivas en un ámbito dominado hasta la fecha por formalismos, filiaciones, tipologías… Su prestigio no sólo le llevó a ser reconocido en España, sino también internacionalmente, como lo prueba el hecho de que fuese elegido por Castelnuovo y Sergi para participar en esa magna obra que es Arte e historia en la Edad Media, cuyo tercer volumen publicaremos en Akal este otoño y que cuenta con un espléndido texto suyo sobre los grandes programas iconográficos en la Europa medieval.
Sin él, sin su investigación y su docencia, sería imposible entender el actual panorama de los estudios sobre arte medieval en España. Yarza ha muerto, pero su espíritu se perpetúa en sus discípulos, con uno de los cuales, Alejandro García Avilés, nos enorgullecemos de contar como codirector de nuestra colección de Estudios Visuales.
Descansa en paz, maestro.

Jesús Espino
Subdirector de Edición