El regalo que nos dejó Galeano

‘El cazador de historias’

El siglo XXI no está resultando ser un gran siglo. Los abusos de un sistema formado por ricos cada vez más ricos y jodidos muy jodidos están a la orden del día. Siguen soñando las pulgas con comprarse un perro y los nadies con salir de pobres. En esta obra, que terminó un año antes de morir, Eduardo Galeano sale a cazar en esa jungla para mostrarnos –con crudeza, con humor, con ternura– el mundo en que vivimos, desnudando ciertas realidades que, pese a estar al alcance de la mano, no todos llegan a ver.

Pero, como sugiere su título, El cazador de historias devela también al narrador que acecha detrás de todos los relatos. Y así, aunque siempre fue reticente a hablar de sí mismo, Galeano cierra este libro con un puñado de bellas y poderosas historias que sorprenden tanto porque ofrecen pistas de su biografía, de sus años de infancia y juventud, de los primeros viajes por América Latina, de las personas que marcaron su vida y su escritura, como porque expresan sus ideas sobre la muerte. Lejos de cualquier lamento, con el puro impulso de la curiosidad y la imaginación, se pregunta cómo será el final, qué deseos, afectos o necesidades aparecerán entonces.

Eduardo Galeano creó una obra que no pasó inadvertida, que culmina con este libro. Varias generaciones la han leído con fruición y seguramente seguirán haciéndolo, porque algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.

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Eduardo Galeano

Nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940, aunque, desde principios de 1973, el exilio le llevó primero a Argentina y posteriormente a la costa catalana de España. A principios de 1985 regresó a Montevideo, donde vivió hasta su muerte el 13 de abril de 2015.

Autor de varios libros, traducidos a numerosas lenguas, en ellos llevó a cabo, sin remordimientos, una violación de las fronteras que separan los géneros literarios. A lo largo de una obra donde confluyen la narración y el ensayo, la poesía y la crónica, sus textos siempre trataron de recoger las voces del alma y de la calle, ofreciendo una síntesis de la realidad y su memoria.

En dos ocasiones fue premiado por la Casa de las Américas de Cuba y por el Ministerio de Cultura del Uruguay. Recibió el American Book Award de la Universidad de Washington, los premios italianos Mare Nostrum, Pellegrino Artusi y Grinzane Cavour, el premio Dagerman, en Suecia, y la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Fue elegido primer Ciudadano Ilustre de los países del Mercosur y fue también el primer galardonado con el premio Aloa, de los editores de Dinamarca, el Cultural Freedom Prize, otorgado de la Fundación Lannan, y el Premio a la Comunicación Solidaria, de la ciudad española de Córdoba.

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