Me complace saber de la publicación de este nuevo libro, Marx & China. La sinización del marxismo, escrito por el profesor Xulio Ríos, un renombrado erudito español sobre China. Comparado con libros similares escritos por académicos extranjeros, este volumen tiene tres características singulares:
En primer lugar, hace un recuento significativamente preciso del desarrollo de la adaptación china del marxismo; se centra en el análisis de las situaciones y problemas nacionales e internacionales a los que se enfrentaron los principales líderes de la revolución, la reforma y la construcción chinas –a saber: Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping–; y ofrece una visión concisa de las principales teorías, de su orientación e innovación, revelando profundamente las razones ideológicas y teóricas de los continuos nuevos avances y logros del Partido Comunista de China (PCCh).

En segundo lugar, se cita ampliamente la literatura representativa pertinente, incluidas las formulaciones de los principales líderes chinos, las aportaciones del Partido Comunista Chino, las visiones de eruditos chinos y extranjeros, así como ciertos datos, lo que confiere al libro objetividad, contemporaneidad y carácter ideológico.
En tercer lugar, el texto es profundo y fácil de entender, por lo que será apreciado tanto por el público en general como por aquellos más conocedores del tema. Además, el estilo de redacción y la expresión lingüística son los más adecuados para un público hispanohablante multinacional que otros libros similares publica- dos por académicos chinos.
A continuación, se analizan dos cuestiones controvertidas relacionadas con el texto. La primera es: ¿cómo evaluar objetivamente la historia del desarrollo económico en el proceso de sinización del marxismo?
En 2024 se cumplió el 75 aniversario de la fundación de la Nueva China. El informe del XIX Congreso del Partido Comunista de China subraya que la historia de la Nueva China desde su fundación es «una historia de progreso continuo hacia la prosperidad y la fortaleza»1. En concreto, la historia de la Nueva China puede dividirse en tres grandes etapas históricas: el periodo anterior a la reforma y apertura, el periodo posterior a la reforma y apertura, y la nueva era posterior al XVIII Congreso del PCCh. En términos de logros de construcción económica, las tres fases han creado «tres milagros» en el desarrollo económico mundial, es decir, la riqueza y el poder primarios antes de la reforma y apertura de 1949 a 1978; la riqueza y el poder intermedios a partir de la reforma y apertura de 1978 a 2012; y, a partir de la reforma y apertura, en la nueva era de 2012 a la actualidad ha dado lugar la formación de un «cuasicentro» del sistema económico mundial, un país moderadamente rico y poderoso.
En cuanto al «primer milagro económico» antes de la reforma y apertura, la etapa de la riqueza y el poder primarios (1949- 1978), cabe señalar que la fundación de la Nueva China puso fin al estado semicolonial y semifeudal de pobreza y debilidad de China, así como a más de 100 años de conflictos bélicos desde la Guerra del Opio sino-británica, e inició la gran práctica y exploración del socialismo partiendo de una situación de pobreza y de grandes privaciones. Después de tres años de recuperación económica nacional y cuatro de transformación socialista, la principal contradicción de la sociedad china ya no era entre capitalismo y socialismo, sino «entre la exigencia del pueblo de establecer un país industrial avanzado y la realidad de un país agrario atrasado, y entre la necesidad del pueblo de un rápido desarrollo económico y cultural y la situación actual en la que la economía y la cultura no pueden satisfacer las necesidades del pueblo»2. Ese cambio en la contradicción principal deter- minó el cambio subsiguiente del centro del trabajo del Estado des- de la «transformación socialista de las relaciones de producción» hasta «captar la revolución y promover la producción»3. Un tiempo después, el énfasis en la lucha de clases como programa no se ajustaba a las condiciones nacionales de China. En términos de estatus internacional, las «dos bombas, una estrella y un barco» (bombas atómicas, bombas de hidrógeno, satélites artificiales y submarinos nucleares) simbolizaron el establecimiento inicial de la ciencia y la tecnología; un sistema industrial y económico nacional independiente; el desarrollo integral de la educación, la cultura, la sanidad y el deporte; el auge demográfico y la gran mejora de los medios de vida de la población; la reasunción del puesto legítimo de China en las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad; y el atractivo de China para un gran número de países del tercer mundo. El éxito de estos dos últimos puntos indicó que la Nueva China había roto con aquella evocación del «Estado pobre y débil» y dependiente de la vieja China en las esferas económica, política y militar internacionales, y que se había levantado realmente, se había hecho rica y fuerte en la etapa inicial, lo que significaba que había alcanzado el estatus y la etapa de «riqueza y poder primarios».
Las estadísticas de este periodo muestran que el PIB de China fue de 67.900 millones de yuanes en 1952 y llegó a 364.520 millones en 1978. En términos de tasa de desarrollo interanual, a pesar de la disminución del crecimiento económico en los años 1960, 1961, 1962, 1967, 1968 y 1976 debido a desastres naturales y errores políticos, el incremento nominal del PIB de China alcanzó un promedio del 6,68% anual en el periodo 1952-1978. Con una población de 575 millones de personas, el PIB per cápita era de 119,4 dólares. Y en 1978, cuando la población total había ascendido a 960 millones, el PIB per cápita todavía se elevó hasta los 381 RMB (divisa de curso legal en China). Es decir, durante este periodo, la tasa media de crecimiento anual del PIB per cápita llegó al 4,56%; la tasa media de crecimiento anual del PIB real llegó al 6,15%; y la tasa media de crecimiento anual del PIB real per cápita llegó al 4,05%. Mientras que la tasa media de desarrollo de la economía mundial durante el mismo tiempo fue del 3%, la de China fue más del doble que la registrada en el resto del mundo.4
Se debe observar que, en los primeros 30 años de su existencia, la Nueva China alcanzó un ritmo de desarrollo que superó con creces el de la mayoría de los países durante el mismo periodo. Con una tasa media de crecimiento anual del PNB del 6,44%, que fue de las más rápidas y que también superó el nivel medio de los países capitalistas desarrollados durante ese tramo –aunque de ellos se decía que estaban en su «edad de oro»–, logró reducir rápidamente la brecha económica con los principales países desarrollados. Al mismo tiempo, se llevó a cabo una amplia y pionera exploración del desarrollo, por lo que, inevita- blemente con algunos problemas y errores, en conjunto procede admitir que fue un logro brillante, pues permitió crear un rendimiento de desarrollo muy superior al de los países capitalistas5. Según el profesor de Yale Maurice Meisner,
en la era posterior a Mao, la moda ha sido poner la lupa sobre las manchas en el registro histórico de la era maoísta y callar sobre los logros de la época. De hecho, lejos de ser una era de estancamiento económico, como ahora se rumorea comúnmen- te, la era de Mao fue una de las mayores eras modernizadoras de la historia mundial, comparándose no menos favorablemen- te con los periodos más dramáticos de industrialización de varios de los principales advenedizos en el escenario industrial moderno, como Alemania, Japón y Rusia.6
Se trata de una valoración objetiva y justa, acorde con la dialéctica del desarrollo de las cosas.
En cuanto al «segundo milagro económico» asociado al periodo de la reforma y apertura (1978-2012), importa señalar que la tercera sesión plenaria del XI Comité Central del PCCh en 1978 marcó el inicio de un nuevo periodo en la práctica socialista de China. Se reconoció con mayor rotundidad y énfasis que la lucha de clases ya no era la principal contradicción social y que era necesario elevar rápidamente el nivel de vida de los residentes urbanos y rurales sobre la base del rápido crecimiento demográfico, lo que constituía el problema económico y social más urgente. En 1981, el sexto pleno del XI Comité Central del PCCh planteó explícitamente: «La principal contradicción que nuestro país debe resolver es la contradicción entre las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo y el atraso de la producción social»7.Adaptándose a esta reformulación de la contradicción principal de la sociedad, el epicentro del trabajo del PPCh y del Estado pasó a ser, en ese momento, «la construcción económica».
Bajo la política de construcción socialista con características chinas, a partir de 2012, el valor de la producción industrial y las reservas de divisas de China saltaron al primer lugar en el mundo; la producción económica total ha ocupado de manera constante el segundo lugar en el plano internacional; el desarrollo de la educación, la cultura, la salud y el deporte ha sido notable; los medios de vida de las personas se han elevado desde la mera subsistencia hasta un nivel moderadamente acomodado; Hong Kong y Macao han sido devueltos con éxito al país; y el estatus político y militar internacional de China ha ido en aumento, lo que significa que China se encuentra en la etapa de «segunda riqueza y poder intermedios». El país había alcanzado la «riqueza submoderada».
Por último, la nueva era de la reforma y apertura ha creado el «tercer milagro económico», estableciéndose como un «cuasicentro» del sistema económico mundial (2012-presente) y apuntalando esa mencionada etapa de «riqueza y poder intermedios». En efecto, desde el XVIII Congreso del PCCh, el país ha ajustado su rumbo y ha abierto una nueva era de socialismo con características chinas. El informe del XIX Congreso del PCCh afirma claramente: «La principal contradicción de nuestra sociedad en la nueva era es la contradicción entre las crecientes necesidades del pueblo de una vida mejor y un desarrollo desequilibrado e insuficiente»8. Con el cambio de la contradicción principal de la sociedad, el epicentro del trabajo del Estado se ha intensificado aún más sobre la base de seguir la línea de la «construcción económica como eje central». Para ello, ha aplicado la ideología de desarrollo «centrada en el pueblo», así como los nuevos conceptos y modelos de desarrollo, y ha establecido un sistema económico de mercado socialista de alto ni-vel y uno económico exterior que promueve el desarrollo integral de las personas y el reparto de la riqueza entre todos los pueblos. En ese sentido, cabe inscribir propuestas como la «Iniciativa de la Franja y la Ruta» o acrónimos como los BRICS o la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái). «A través de la cooperación internacional, China ha aportado su sabiduría propia y proporcionado soluciones chinas para el desarrollo hu- mano, ha promovido la construcción de una comunidad de destino humano compartido y se ha convertido en un “cuasicentro” en el sistema mundial con un atractivo y una influencia internacionales cada vez mayores»9.
Las estadísticas y los datos pertinentes también pueden corroborar la visión básica de las etapas de desarrollo mencionadas anteriormente. Desde la reforma y apertura, la tasa de crecimiento del PIB de China ha mostrado una tendencia de desarrollo a alta velocidad, con una tasa media de crecimiento anual del PIB de hasta el 9,4% de 1978 a 2023, de la cual el PIB total en 2023 asciende a 17,52 billones de dólares, con una tasa de crecimiento del 5,2% (el PIB total de EEUU en 2023 es de 27,36 billones de dólares, con una tasa de crecimiento del 2,54%)10 Estas cifras demuestran de forma intuitiva y contundente que la tasa de cre- cimiento económico de China desde la fundación de la Nueva China ha superado a la de casi todos los países capitalistas, y exhibe claramente los logros históricos en el desarrollo del país.
Se puede predecir que, cuando China alcance básicamente la modernización en 2035, entrará en la etapa de «segundo país rico y poderoso» en el «centro» del sistema económico mundial; y cuando alcance la plena modernización en 2050, se convertirá en uno de los dos primeros países «ricos y poderosos» en el «centro superior» del sistema económico mundial. Este tipo de logro nos informa de una excepcionalidad sin parangón que se ha convertido en un fenómeno regular del desarrollo y el progreso socialista de China, susceptible de ser claramente apreciado por la comunidad internacional.
Una segunda cuestión importante es la siguiente: ¿cómo entender correctamente la práctica actual de participación en la gobernanza económica mundial en el proceso de sinización del marxismo?
El actual patrón político internacional de «Oriente en ascenso, Occidente en declive» es, principalmente, una manifestación de la cooperación entre China, Rusia, Irán y otros países del Sur en la lucha contra la hegemonía y el declive gradual de EEUU y Occidente. Este se basa en el nuevo patrón económico interna- cional, que, desde la crisis financiera del capitalismo estadounidense-occidental de 2008 y el conflicto ruso-ucraniano de 2022, tiende a ese «ascenso de Oriente y declive de Occidente» (junto con el patrón de «fortaleza de Occidente y debilidad de Oriente»). Es decir, podemos comprobar un declive de la importancia económica y de la contribución al PIB mundial de EEUU y Occidente, representados por el G7, y a su vez un aumento en esos mismos ámbitos del Este y del Sur, representados por los países BRICS, como China y Rusia.
El 9 de abril de 2023, el grupo BRICS, formado por cinco de las principales economías en desarrollo del mundo, habría superado al G7 en términos de participación en el PIB mundial a nivel de paridad de poder adquisitivo (PPA), según datos recientemente publicados por Acorn Macro Consulting –una empresa de in- vestigación macroeconómica con sede en Reino Unido–. En términos de datos específicos, el grupo BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica– aportó el 31,5% del PIB mundial11. Mientras tanto, el G7 –EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido– representó en conjunto el 30,7%. En otras palabras, el PIB total de los BRICS ha superado ligeramente al del G7. Tras la expansión de los países BRICS, la cuota económica total de estos países supera con creces la del G7.
El rendimiento de China es particularmente prominente, pues, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras fuentes, si tenemos en cuenta el tipo de cambio del yuan en lugar de la paridad del poder adquisitivo, en 1978 el PIB total de China representó una cuota mundial del 1,8%, tocó fondo en 1990 con un 1,76%, y recientemente, en 2022, el PIB total de China con respecto a EEUU alcanzó una cuota del 71,1%, por debajo del año anterior (75,9%) debido al tipo de cambio. Si se combinan las cuatro regiones a ambos lados del estrecho de Taiwán (China continental, Hong Kong, Macao y Taiwán), el PIB total de China asciende a 19,2 billones de dólares, lo que equivale al 75,6% del PIB total de EEUU. En 2022, el PIB combinado de la UE ascendió a 16,6 billones de dólares, inferior al de China. El PIB de China creció a una tasa real del 3% en 2022, y se cifra en 121 billones de yuanes (18 billones de dólares), lo que equivale, aproximadamente, al 71% del de EEUU, lo que representa alrededor del 18% del PIB mundial, situándose firmemente como la segunda economía más grande del mundo. Ese mismo año, el PIB de EEUU, a una tasa de crecimiento real interanual del 2,1%, ascendía a la cantidad total de 25,47 billones de dólares, lo que representa el 25,55% del mundo. La brecha entre el tamaño del PIB de China y el de EEUU se está re-duciendo rápidamente, equivaliendo al 70% del de EEUU. Se espera que el PIB total de China alcance al estadounidense en 203012.
El nuevo patrón económico internacional de «Oriente en as- censo y Occidente en declive» está determinado por las nume- rosas contradicciones de EEUU dentro y fuera del país, la ley del mecanismo de declive de la hegemonía y el hecho de que otros países en desarrollo, como China, se basan en sus propias realidades, participan activamente en la cooperación mundial para el desarrollo, amplían activamente los canales de desarro- llo y se adhieren a la autosuficiencia y la independencia.
Como gran país en desarrollo, bajo la guía de la teoría de la sinización del marxismo, China concede gran importancia a la primera prioridad de desarrollar y fortalecer el país, y ha promovido y ampliado con éxito la modernización al estilo chino, alcanzando logros de desarrollo de renombre mundial. El estrechamiento de la brecha entre China y EEUU es el resultado de las diferentes vías de desarrollo tomadas por la modernización al estilo estadounidense y la modernización al estilo chino, y no de que el desarrollo económico de China afecte negativamente a EEUU; por el contrario, el desarrollo de China ha sido objeto de todo tipo de sanciones y obstáculos ilegales por parte de EEUU, en violación del derecho internacional. Especialmente en los últimos años, «EEUU y Occidente, en nombre de la “teoría del exceso de capacidad de China”, han dado alas al proteccionismo y otras prácticas hegemónicas, a la politización del comercio y de las cuestiones científicas y tecnológicas, instrumentalizando todo ello para convertirlo en armas desesperadas para preservar la hegemonía, sin importar los graves desastres que con ello pudiera provocar en el desarrollo económico mundial»13. Las medidas estadounidenses para frenar a China mediante el proteccionismo ilegal de la «globalización inversa» están destinadas a perjudicar el desarrollo normal de este país y de la economía mundial, y a su vez supondrán un daño enorme a la economía del propio EEUU14.
El actual uso perjudicial de los mecanismos multilaterales internacionales por parte del Gobierno de EEUU ha afectado gravemente a la autoridad y la credibilidad del sistema internacional, así como la falta de inclusividad y equidad en el sistema tradicional de gobernanza económica mundial ha seguido poniendo de relieve la incapacidad para lograr un avance en el desequilibrio de las operaciones económicas mundiales, todo lo cual está provocando que dichos sistemas se estén modificando de forma silenciosa.
Debido al ascenso económico de los mercados emergentes y los países en desarrollo, debilitando objetivamente la posición dominante absoluta de los países hasta ahora hegemónicos, en el poder económico mundial predomina la tendencia multipolar; por su parte, dichos países hegemónicos, con el fin de salvaguardar sus propios intereses, en paralelo a la aplicación del proteccionismo comercial también reducen la positividad de su suministro de bienes públicos mundiales. La gobernanza hegemónica original de las grandes potencias se ha transformado en una realidad en la que operan ya multisujetos de cooperación y de cogobierno. Pese a ello, las Administraciones de Joe Biden y Donald Trump se han esforzado por mantener el autoproclamado «liderazgo» mundial de EEUU y han continuado fortaleciendo la alianza transatlántica y la transpacífica, con vistas a trazar una política comercial, financiera, científica y tecnológica común hacia las llamadas «economías no de mercado» y a intensificar sus esfuerzos para obligar a los países en desarrollo a tomar decisiones contradictorias, en un intento de cambiar la tendencia a la multipolarización del mundo.
Sin embargo, la aparición de nuevas organizaciones de gobernanza económica y política regionales y basadas en bloques, como los BRICS, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Organización de Cooperación de Shanghái, el Grupo de los 77 y China, y el Grupo de los Veinte (G20), ha propiciado la integración gradual de las economías en desarrollo en el sistema de gobernanza mundial, y ha dado lugar a la cooperación regional y a diálogos de alto nivel, que se han convertido en sobresalientes plataformas de acceso a la cooperación multilateral. En particular, bajo la guía de la teoría diplomática china y la política del marxismo, China ha planteado sucesivamente el concepto de una comunidad de destino humano compartido como el núcleo de su propuesta, que se ha ampliado para incluir la Iniciativa de la Franja y la Ruta y las iniciativas sobre el Desarrollo Global, la Seguridad, la Civilización, la Gobernanza de la IA y el No Primer Uso de las Armas Nucleares, que han contribuido a la estabilidad del sistema económico y político global. Estos impulsos han ampliado el nuevo pensamiento sobre la gobernanza económica y política mundial.
En la ONU, en la veintiunava sesión celebrada el 10 de noviembre de 2022, el representante de Pakistán, en nombre de los estados miembros que son parte del Grupo de los 77 y China, presentó un proyecto de resolución titulado «Hacia un nuevo orden económico internacional»; y en su veintidosava sesión, celebrada el 21 de noviembre de 2022, esta fue aprobada por las Naciones Unidas. Entre los votos emitidos, 124 fueron a favor de la resolución y estuvieron encabezados por China y Rusia; hubo 50 votos en contra, liderados por EEUU, Ucrania, Reino Unido, Japón y Corea del Sur; y 2 abstenciones, entre ellas la de Turquía. Esto refleja plenamente las intenciones reales de EEUU y otros países neoimperialistas y neocolonialistas y sus aliados de mantener el irracional orden económico internacional, así como demuestra los buenos propósitos de un gran número de países en desarrollo y países del Sur, representados por China y Rusia, al exigir activamente la reforma del viejo e injusto orden internacional y el fortalecimiento de la gobernanza económica mundial. Puede apreciarse que no sólo interesa a una mayoría de Estados miembros resistir y contrarrestar la gobernanza hegemónica económica, política y militar «a la estadounidense», sino también aunar esfuerzos para construir una comunidad de intereses, responsabilidad y destino, que es un requisito práctico para que los países avancen hacia la prosperidad común, pero también una necesidad para el mantenimiento de la paz y el desarrollo mundiales.
Cabe señalar que los actores que intervienen en la gobernanza económica mundial van desde los Estados soberanos, los grupos de Estados y las organizaciones internacionales hasta las empresas transnacionales, las organizaciones no gubernamentales, los movimientos sociales, etc., y que a menudo son los países grandes o poderosos los que desempeñan un papel más importante entre estos actores. En la actualidad, una gobernanza económica y política internacional eficaz sólo puede lograrse realmente en el con- texto de la gran lucha de los países del Sur contra la neohegemonía, el neoimperialismo, el neocolonialismo, el neorracismo, el neoliberalismo y el neofascismo; en particular poniendo fin a los conflictos ruso-ucraniano y de Oriente Próximo desencadenados por EEUU y Occidente, y a sus intentos por desencadenar otros tantos en varias regiones del Indo-Pacífico.
Cheng Enfu15
- Xi Jinping, «Ganar la culminación integral de una sociedad moderadamente acomodada y conquistar la gran victoria del socialismo con características chinas en la nueva era», Beijing, Editorial del Pueblo, 2017, ↩︎
- Agencia de Noticias Xinhua, «Resolución sobre el Informe Político del Octavo Congreso Nacional del Partido Comunista de China», Diario del Pueblo, 27 de septiembre de 1956 ↩︎
- Agencia de Noticias Xinhua, «Grasping the Revolution and Promoting Production», Diario del Pueblo, 7 de septiembre de 1966. ↩︎
- Nuestro corresponsal, «La Constitución es la Ley Fundamental y la cristalización teórica de la reforma y apertura. Entrevista con el profesor Cheng Enfu, miembro de la UNESCO y del Comité de Salud de la Asamblea Popular Nacional», Estudios Marxistas 11 (2018). ↩︎
- Cao Lei y Cheng Enfu, «New China’s 60 Years of Economic Development is a Brilliant Whole», Army Politics and Labour Theory Research 4 (2009) ↩︎
- Maurice Meisner,«To Build a New China. The Mao Era through the Eyes of a Foreigner», Excellence 12 (1998) ↩︎
- Annotated Resolutions on Several Historical Issues of the Party since the Founding of the State, Beijing, People’s Publishing House, 1983, p. 63 ↩︎
- Xi Jinping, «Construir con éxito una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos y aprovechar la gran victoria del socialismo con características chinas en la nueva era», Beijing, Editorial del Pueblo, 2017, p. 19. ↩︎
- Cheng Enfu, «El gran logro del marxismo y su teoría de la sinización. Una discusión sobre el pensamiento económico de Xi Jinping del socialismo con ca- racterísticas chinas en la nueva era», Southeast Academic 5, 1-8 (2018). ↩︎
- «Crecimiento del PIB del 5,2% en 2023: análisis de los principales indica- dores económicos de China», China Briefing, 18 de enero de 2024 [https://www.china-briefing.com/news/chinas-gdp-in-2023/]. El informe fue redactado y producido por el bufete internacional de abogados DezanShira & Associates. ↩︎
- Djoomart Otorbaev,«BRICS Set to Be Bigger, Stronger Amid Push for Unity» [https://www.chinadaily.com.cn/a/202304/27/WS6449cc4aa310b6054fad00c2.html]. ↩︎
- Arendse Huld, «GDP Expands 5.2% in 2023. Analyzing China’s Key Econo- mic Indicators» [https://www.china-briefing.com/news/chinas-gdp-in-2023/]. ↩︎
- Cheng Enfu y Chen Jian, «Evaluating the “China’s Overcapacity Theory” Speculated in the US and the West», Studies in Political Economy 2 (2024) ↩︎
- Sun Shoutao y Zhang Chaoyang, «The Nature, Roots and Consequences of the Return of US Protectionism», Haikai Economics 2 (2024). ↩︎
- Expresidente de la Academia de Marxismo, miembro y profesor de la Aca- demia de Ciencias Sociales de China, presidente de la Sociedad Mundial de Eco- nomía Política y redactor jefe de la revista trimestral internacional en lengua in- glesa World Marxist Review y de la Review of World Political Economy. ↩︎