Resulta difícil resumir en unas breves líneas la importancia de la figura de Moncho Alpuente, pero de ello ya se están encargando, con mejor fortuna, los diversos textos que estos días le están dedicando amigos y compañeros.
Desde Akal, sin embargo, no queríamos responder a tu muerte con el silencio, y para ello nada mejor que darte las gracias:
Gracias por tu asesoría sobre novela negra, esa pasión compartida; a tu empeño (inasequible al desaliento) se debe que vieran la luz ‘El almirante flotante‘ y ‘¡Bang, bang, estás muerto!‘, reivindicación de la injustamente olvidada novela policiaca de quiosco.
Gracias por habernos dejado publicar ‘Un maldito enredo‘, uno de tus últimos libros, en el fondo un canto a tu querida Malasaña, esa Malasaña de la que apenas quedan rastros en medio de la gentrificación actual, como recordabas, nostálgico, en la presentación que hicimos en Tipos Infames.
Gracias por tu irreverencia en estos tiempos hipócritas de lo políticamente correcto.
Gracias, en suma, por la confianza y la amistad que depositaste en nosotros. Fue un honor conocerte. Descansa en paz.