Diego Cañamero presenta «La clase trabajadora»

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Diego Cañamero Valle | La clase trabajadora

La hegemonía del neoliberalismo en nuestra sociedad, con sus ingredientes estructurales de crisis económica y ambiental, así como un control político, legislativo y mediático por parte de los poderes económicos, nos hace ver que asistimos a una versión muy avanzada y sofisticada del capitalismo en su proyecto por consolidar una sociedad bilateral entre el capital y el trabajador, dinamitando el esquema de negociación colectiva, dejando vacío de contenido al sindicalismo y situando el concepto de movimiento obrero en las vitrinas de los museos, junto a los jarrones chinos.

Este libro es una aportación desde una pluralidad ideológica a nuestra urgente voluntad de formular la transformación social desde los enfoques de clase.

La crisis económica no solo ha dejado a miles de personas sin trabajo, sin vivienda y en exclusión social, sino que nos ha legado algo más grave y humillante: la explotación y la esclavitud versión siglo XXI. Ni un solo convenio o norma laboral se cumple en la agricultura ni en la hostelería ni en la construcción. Las consecutivas reformas laborales tanto del Partido Socialista Obrero Español como del Partido Popular han convertido las relaciones laborales en una selva donde el empresario lo decide todo. Un esquema perfecto: desmonto la legislación garantista, fracciono el empleo y el salario disponible y consolido una bolsa de más de cinco millones de parados dispuestos a ser explotados. Consecuencia: los temporeros, los precarios, los inmigrantes, los desempleados conforman de pronto colectivos indefensos y sin organización.

Las organizaciones obreras no pueden ignorar esta nueva realidad y deben plantearse cómo llegar a las clases más oprimidas, diseñando alternativas audaces y nuevos enfoques. Si, como decía Foucault, el neoliberalismo es el advenimiento de una nueva forma de guiar a los individuos, entonces debemos construir propuestas que aglutinen las aspiraciones de los trabajadores, pero también de los estudiantes, de las mujeres, de las personas dependientes o con diversidad funcional, del mundo de la cultura… Debemos tener una propuesta de sociedad democrática para minar la hegemonía conservadora actual.

Ya no funciona un trabajo centrado exclusivamente en nuestro colectivo o ciudad. Es un error convertir nuestra militancia en discursos teóricos (los papeles y los escenarios lo aguantan todo), buscar la unidad por arriba, descuidando la de abajo y constatando la incapacidad de unir la diversidad organizativa, social y cultural de la izquierda en nuestros pueblos y convirtiéndonos en una especie de ejército rebelde y desarmado sin pistolas que deambulan de un sitio a otro con manifestaciones puntuales. Creo firmemente que la unidad y la organización son dos elementos fundamentales para cohesionar a la gran mayoría de ciudadanos que sufren las consecuencias de la crisis. La organización es la base fundamental de la existencia de cualquier colectivo humano. Sin ella es imposible conseguir objetivos políticos, económicos, sociales. Pero es imprescindible definir algo más: qué modelo social queremos; y con quién contamos (movimiento sindical, feminista, estudiantil, vecinal, social), todo ello aliñándolo de solidaridad, compañerismo, compromiso y liderazgo. Quien tenga responsabilidad dentro de este esquema tiene la obligación de predicar con su comportamiento. Cien mil teorías valen menos que un acto, miles de palabras no valen lo que un ejemplo.

Muchas personas con sentimiento y buena fe andan buscando una luz en estos momentos difíciles que nos marque el horizonte y que nos saque del nuevo tiesto donde nos ha plantado el más feroz neoliberalismo. El mundo puede cambiar. Si nuestros corazones vibraron con la Revolución rusa de 1917, con la cubana o con la nicaragüense, Mayo del 68, el movimiento zapatista, la primavera árabe o el 15M, fue por la búsqueda incansable de un mundo distinto.

Los anhelos de democracia más directa y participativa, con derechos y libertades reales, y las reflexiones colectivas de hombres y mujeres que luchan son imprescindibles para ir andando el camino de la construcción de otro mundo posible libre de capitalismo. Decía uno de los referentes históricos del Sindicato Andaluz de Trabajadores, el cura obrero Diamantino García, que «las causas por las que luchamos son difíciles pero tan justas que algún día lo conseguiremos».

Espero que este apasionante libro ayude en ese camino.

La clase trabajadora

portada-clase-trabajadoraLa crisis económica que sacude el mundo desde 2008 y sus respuestas sociales a lo largo del planeta han demostrado la necesidad política de contar con una clase trabajadora huérfana del proceso de cambio, cuyos problemas raras veces aparecieron en los debates televisivos o en las campañas electorales.

¿Es la clase media una identidad política válida para quebrar el capitalismo o solo una trampa que disuelve la conciencia de los trabajadores? ¿Qué rol cumplen los cuidados o el movimiento indígena en la transformación del empleo y las protestas sociales? ¿Tienen sentido hoy las categorías de clase o sujeto? Desde España, Ecuador, Estados Unidos, Cuba, Chile, México… los filósofos, sociólogos, periodistas, politólogos que escriben en este libro tratan una problemática común: la transformación social desde la clase y el trabajo.

La clase trabajadora – José Manuel Rivas (ed.), Adrián Tarín (ed.) – Siglo XXI Editores

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